Con el comunismo de guerra se concentró el poder económico y político al servicio de la guerra, a la vez que retrocedieron las formas comerciales y monetarias; operó una tendencia hacia una economía “natural” en desmedro de una economía de mercado. Este estado de cosas tuvo como consecuencia, para 1920, una economía atrasada, con un campesinado que se volcó a la autosubsistencia.
La NEP (o nueva política económica) imponía al campesinado la entrega de una parte de las cosecha, con el resto los productores y/o dueños de las tierras podían manipularla a su antojo. También aducía que se debía aumentar la producción industrial de bienes que el campesinado pudiera llegar a demandar. Además el comercio exterior se estatizó.
Las cosas recién mejoraron algo para 1922. El año anterior la sequía y el hambre se generalizaron. Los kulaks se consolidaron como pequeños capitalistas rurales; se les permitió arrendar sus tierras y contar con mano de obra asalariada. La NEP sirvió para abastecer las ciudades, razón por la cual pocos se opusieron a la Nueva Política Económica. En perspectiva, y como también lo advirtió Lenin, la NEP fue una retirada temporal de posiciones que las difíciles circunstancias no permitían mantener: “una retirada para un nuevo ataque”.
Por último, dentro del gobierno revolucionario se dieron algunos debates. El primero de ellos ¿Qué hacer con los sindicatos obreros? Trotski proponía que sean parte del gobierno. En el otro extremo la llamada “oposición obrera” planteaba la opción de poner la producción bajo el control obrero. El segundo, ¿quien debía llevar adelante la “dictadura del proletariado”? Lenin sostuvo que el partido era el órgano indicado.
Prof. Emilio Tomassini UNLu.
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