lunes, 11 de octubre de 2010

→ Eclecticismo y pintoresquismo. (Segunda mitad del S. XIX y principios del XX, aunque en cualquier período se puede hablar de eclecticismo.




Se puede decir que este último representa la arquitectura propia del Imperialismo europeo
El primero busca conciliar doctrinas que se consideran las mejores de diversos sistemas. Se orienta a todas las épocas y estilos, no solo de Europa.
El pintoresquismo: es en su estilo menos formal, más intuitivo. Posee una notable preferencia por lo exótico, lo vernáculo y lo primitivo. El pintoresquismo se caracteriza por la exacerbación de la variedad. Surge como una reacción a los postulados del neoclásico, estigmatizado como algo propio del antiguo régimen.

Preludio dieciochesco: Se nota claramente la voluntad de los autores en “contaminar” el legado de los antiguos con elementos medievales y de culturas “exóticos”. La fuente inspiradora principal sería el descubrimiento de ruinas romanas del siglo XVIII.

Revivals y eclecticismo: Se puede apreciar una importante relativización del modelo clásico supuestamente universal. Se produce una combinación de distintos repertorios históricos. Se tomaron elementos de los nuevos territorios conquistados por los imperios europeos (Por ejemplo los muebles “Estilo Imperio” en la época de Napoleón). Estas corrientes aprovecharon las nuevas técnicas y materiales disponibles (estructuras de hierro y materiales creados tras la revolución industrial como las láminas de vidrio), tanto como las tradicionales: cerámicas, maderas, etc.

Paradigmas del eclecticismo: El Edificio de la opera de Francia. Los arquitectos eclécticos critican a los que solo reproducen las formas pasadas y no las reinterpretan. En la Argentina: creció con la consolidación del Estado Nacional. Son ejemplos porteños: La Sede del diario La Prensa, la peatonal calle Florida, La Plaza San Martín, La sede de la Sociedad Rural Argentina, el hipódromo de Palermo y el teatro Colón.

♦ Ejemplo: Palacio de bellas artes de México (1904)
Construido durante el gobierno de Porfirio Díaz. “Orden y Progreso” era el lema de estos gobernantes liberales en lo económico y conservadores en lo político- social. Estos regimenes latinoamericanos en general buscaban estrechar el vínculo de, en este caso, México con las potencias mundiales. Es decir que sostenían una que algunos han llamado “cultura europeizante”. El edificio cuenta con un emparrillado de viguetas de acero rellenas de hormigón. Es un edificio ignífugo. Entre otras cosas, para que no se incendie, se ubicaron cuidadosamente las calderas. También posee sectores del escenario que se elevan eléctricamente, todo un lujo para la época. Con la revolución mexicana, por los ideales que representaba ese edificio, sufrió radicales cambios.
Prof. Emilio Tomassini

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