martes, 24 de noviembre de 2009

¿Qué es el posmodernismo?

Creí, cuando comencé mis estudios en la universidad (Allá por el 2003), que los intelectuales que estudiaban estos temas, conocidos como “posmodernistas”, (1)[1] eran un grupo de intelectualoides que se dedicaban a temas “raros”, que sus objetos de estudio eran meras masturbaciones intelectuales. Pero entre la edad de “oro” del capitalismo, que duró hasta el 73 (¿los 80, los 90? ¿Quién sabe..?) y nuestros días, algo a cambiado. Tanto, creo yo, los valores (o superestructura) como el mundo de las relaciones sociales (o “base” en términos marxianos). ¡Y ojo que no me refiero solo a las relaciones sociales de producción y al neo liberalismo! Ya que el capitalismo siempre fue tirano y egoísta, siempre buscó maximizar los beneficios y reducir los costos, pero durante la edad de oro el sistema capitalista “quedó irreconocible”, como afirma Hobsbawn; la producción se expandió tanto que los trabajadores desplazados por las cada vez más modernas máquinas encontraban trabajo en las nuevas industrias que se abrían, esto sin contar el sector terciario de la economía. Por ende, en gran parte de occidente (sobre todo los países más ricos, pero no exclusivamente) el desempleo era estadísticamente reducido, el estado se ocupaba de la cuestión social de los menos afortunados, etc… De lo anterior se coligue que la crisis posmoderna, la sociedad liquida, la globalización, la sociedad post industrial, o como queramos llamarle, no representa solamente un problema económico, aunque no se puede negar que es en ese plano donde más duro pegó, sobre todo a los llamados países del tercer mundo. Es decir que la economía, el desempleo, la pobreza, la flexibilización laboral, la marginalidad son solo una parte del problema… entonces nuestra tesis sería la siguiente: que el capitalismo siempre generó desigualdad y pobreza (con notables matices espacio temporales), pero en la sociedad neo liberal la pobreza parece conducir cada vez más crecientemente al delito. La idea es intentar elucidar (o al menos plantear el problema) de por que el neo liberalismo se “comió” la resiliencia de las nuevas generaciones. Familias numerosas, bajos ingresos, poca educación formal e informal, trabajos mal pagos, etc. No son algo nuevo en la Argentina ni algo exclusivo de la etapa neo liberal (aunque el fenómeno se ha agravado en las últimas décadas), lo que si es exclusivo del neoliberalismo son las consecuencias y la marginación que eso produce. Permítaseme la siguiente pregunta ¿Cuantas personas conocemos nosotros que han pasado por estas penurias y jamás se les cruzó por la mente el cometer un delito? ¿Por qué hoy en día, de una situación de pobreza como la descripta más arriba se colige casi automáticamente el delito, la marginalidad, la violencia? En otras palabras, ¿Por qué en la edad de oro una situación “X” no provocaba una situación “Y”? Cosa que si sucede hoy por hoy.
Para esto se me ocurren dos respuestas: una teniendo en cuenta la base económica y la otra teniendo en cuenta los cambios ideológicos.
La primera: estadísticamente es comprobable (y hay un casi unánime acuerdo entre los intelectuales serios al respecto) el aumento de la desigualdad entre los más ricos y los más pobres dentro de una misma sociedad, así como también el aumento en términos relativos y absolutos del número de personas pobres (es decir con necesidades básicas no satisfechas (2)[2]). También ha crecido mucho el empleo informal, el subempleo o el “trabajo en negro” como decimos en la Argentina; según datos oficiales casi el 50 % de los trabajadores no poseen obra social, aguinaldo, sindicato, vacaciones pagadas ni estabilidad laboral como marca la ley. Esto no era así (o tan así) en el pasado. Estos son datos concretos de la decadencia económica.
En cuanto a lo ideológico, ciertos valores se han destruido, quizá por el excesivo deterioro económico mencionado arriba. Pero también por la hegemonía capitalista tras la casi desaparición del socialismo, o de su principal promotor: la URSS. Que si bien tenía enormes vicios por todos conocidos y sus resultados fueron muchísimo menos felices de lo que se esperaba, tenían al capitalismo, no digo en jaque, pero si atento. Aun existía la esperanza de un mundo más justo; (si no pregúntenle a alguien que haya sido joven entre los 60 y los 70), para algunos el anhelo de una revolución socialista, para otros la profundización de las mejoras de la calidad de vida dentro de un sistema capitalista regulado por el estado. Quizá, para la gran mayoría de la gente, ese relativo bienestar de la “edad de oro” era “natural, así como el aire que respiraban” diría Hobsbawn, y solo se dieron cuenta de lo que tenían cuando lo perdieron. Pero atención, eh oído a más de un viejo medio pelotudo “ningunear” la “edad de oro” y creer que antes se estaba mejor porque eran más laboriosos y que ahora no nos podemos comprar una puta casa de un solo ambiente laburando como perros, con títulos de pos grado universitario porque somos vagos y tontos.
En suma, se me ocurre que la situación actual se debe a una confluencia de, al menos, dos factores; el empeoramiento de las condiciones laborales y la falta de herramientas y capacidad de sobrellevar, de manera decorosa, una situación económicamente adversa. Si a esto le sumamos la variable del consumismo (Tendencia inmoderada a adquirir, gastar o consumir bienes, no siempre necesarios.) tenemos, a priori, un clima propicio para el aumento de la violencia social. En Cuba, sociedad donde la abundancia material es muy limitada, casi no existe el delito, claro que tampoco existe el consumismo (¡Ni publicidad en las calles!). Otra cosa, no cabe duda que el primer motor de esta situación viene por el lado económico, es por eso que me gustaría dejar planteada la siguiente pregunta ¿Cómo podemos relacionar el deterioro económico con el “deterioro” moral? No lo creo, ya que la inmediatez de la vida (“importa hoy” y “ahora”), la increíble velocidad con que las cosas ya son viejas, no sirven, no están de moda, el desinterés general por el conocimiento y la lectura, la superficialidad, la frivolidad, el consumismo, etc. no se pueden explicar solamente por causas económicas. Aunque sin duda la caída de la URSS, la hegemonía del capitalismo y el auge de la globalización y la gran libertad de mercado algo tendrán que ver, falta precisar de que manera y en que medida influyeron. Lo que si se sabe es que el neoliberalismo y la sociedad líquida no son una falacia de un grupúsculo de posmos pelotudos como yo creía, son una dura realidad.
[1] Se me ocurren Bauman y Bhaba, pero hay muchos más.
[2] ¡Atención! Que para el gobierno “progresista y popular” de Cristina Fernández de Kirchner una familia tipo de cuatro individuos necesita solamente $1500 pesos para no ser pobres (Es decir 400 dólares o 300 euros). Cosa totalmente falaz. Como mínimo la canasta básica debería ser del doble. Los argumentos no vienen al caso, pero ¡los tengo bien estudiados!

PROF. EMILIO TOMASSINI

1 comentario:

  1. Me pareció muy interesante tu artículo! Si todos pudieran ver cotidianamente (y no las veces que a la tv se le ocurre mostrarlo) el grado de arrasamiento con q algunos argentinos viven, realmente empezarían a ocuparse de modificar algunas cosas.
    Es fácil tirar culpas en lugar de entender q asi como vamos, nos esperan tiempos peores...
    Bso amor! Y vamos pa Cuba yuma!!jajaja

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