lunes, 14 de enero de 2008

LA IGLESIA, EL ESTADO Y LA SOCIEDAD COLONIAL AMERICANA

CAMBIOS Y CONTINUIDADES.

Antes de comenzar a describir las relaciones entre los tres entes mencionados, es preciso aclarar que el Estado y la iglesia son las instituciones que ejercen el poder y dominan (en sentido weberiano) a la sociedad. Pero a su vez, algunos de sus miembros emergen de la sociedad. Ésta es una sociedad de estamentos basada en la desigualdad, incluso entre estas tres entidades se notan heterogeneidades y jerarquías. Para realizar de manera más clara el análisis, se estructurará de la siguiente manera; primero se verán las relaciones de la iglesia con el Estado, luego la iglesia con la sociedad y para finalizar las relaciones entre el Estado y la sociedad. Todas ellas interrelacionadas, esquematizadas excesivamente en beneficio de la claridad.

La Iglesia y el Estado:

Desde el surgimiento del cristianismo, es decir, al pasar del dominus deus al dominus et deus, iglesia y poder secular se vieron envueltos en más situaciones de tirantez y conflicto, que en situaciones de armonía. Breves ejemplo de estos son; la “molestia” de Carlomagno cuando fue coronado por el Papa, la llamada Querella De Las Investiduras en los siglos XI y XII, la célebre auto coronación de Napoleón Bonaparte, etc. En el caso de la América colonial podemos establecer dos periodos en las relaciones entre la Iglesia y el Estado: La primera, que va desde los comienzos mismos de la conquista hasta la asunción de los Borbones, que está marcada por una relativa “paz”. Dado el papel “evangelizador” de la conquista, el clero jugó un papel preponderante. Además, para los primeros años de la conquista el poder laico parece haber logrado “subordinar” a la iglesia sin que esta deje de tener un papel importante en lo social y en lo político. Un claro ejemplo de esto son los oídos sordos de la Corona al pedido de Fray Bartolomé de las Casas, que además de denunciar los abusos de los conquistadores, pedía la abolición de la encomienda.(1) Si bien el clérigo no logró del todo sus objetivos, presionó para abolir la esclavitud de los indios y para que éstos perciban un salario por sus días de trabajo. También logró que las encomiendas no se transformen en hereditarias (2). Pero la iglesia tenia casi tanto poder como los reyes, un símbolo de este poder eclesiástico fue la donación papal a los reyes de España de todo el Nuevo Mundo, aunque Francisco de Victoria (destacado teólogo español) arguyó que la santa sede no tenía derecho a disponer de dichos territorios. Una vez más, de las Casas afirmó que el papa como vicario de Jesús, tenía autoridad sobre la humanidad toda. Por lo tanto podía promover la predicación del evangelio.(3) Como dijimos más arriba es un período de relativa tranquilidad, con las ya vistas discrepancias. Se ve una cooperación mutua para desarrollar las acciones en el nuevo mundo; ejecutadas por el Estado y legitimadas por la Iglesia. Veamos las palabras de De Las Casas a propósito de la donación papal:


“Los reyes de Castilla y León (...) son casi legados y coadjutores de la Sede
Apostólica...ministros e instrumentos e medios idóneos(4)”

Este espíritu de cooperación también se refleja en la actitud de la monarquía con respecto a la Reforma en las últimas décadas del siglo XVI. España se convirtió en el baluarte de la contra-reforma; intervino militarmente en lo que hoy es Alemania y Francia. Esto financiado por los metales preciosos provenientes de América, en pleno auge gracias a las medidas del virrey Toledo.(5) O sea, que el Estado y la Iglesia parecen fundirse en un solo poder, parecen ser dos caras de una misma moneda, al menos en este período.
La segunda etapa, es una etapa de conflicto que abarca desde la llegada al trono de los Borbones hasta el fin del imperio español en América. En sus intenciones de aumentar los ingresos fiscales y de acrecentar su poder, los jesuitas (expulsados a perpetuidad de los dominios del Rey en 1767) fueron el chivo expiatorio debido a su inmensa cantidad de bienes (que fueron aprovechados por la Corona) y a su aparente autonomía.(6) Es la única orden religiosa que podía llegar a “hacerle sombra” al poder real. Como veremos más adelante, la expulsión jesuita fue una medida impopular (excepto en el Paraguay).(7) Además, los Borbones fueron reduciendo la inmunidad clerical e intentaron colocar al clero bajo tribunales seculares. Aunque la iglesia no se enfrentó directamente a la corona, quedó resentida profundamente (8).

La Iglesia y la sociedad.


Cuando hablamos de la Iglesia colonial, no hace falta explicar a fondo su idiosincrasia, ya que no se han observado cambios drásticos en las ideas de la iglesia católica desde su nacimiento. O sea que el conservadurismo será la característica predominante: Básicamente deseaba una sociedad lo más inmóvil posible, cada uno contento con el lugar que el Señor le ha asignado(9).
Sin temor a exagerar, podemos generalizar sobre las buenas relaciones entre la sociedad y la iglesia. Incluso en las dos partes de la sociedad; la república de indios y la de españoles.(10) Aunque es pertinente aclarar que el hecho de que los indios tengan buena relación con el clero, no necesariamente significa que no haya algunos conflictos, ni que los indios sean devotos cristianos.(11) De todas maneras, tenemos ejemplos de la buena relación iglesia - indios, como el ya citado caso de Bartolomé de Las Casas con su entusiasmo para la defensa de los indios. Otro ejemplo son los consejos que acepta el fugitivo cacique don Francisco de Tenamaztle por parte de un miembro de la iglesia:
“El obispo me dixo que le parecía que fuessemos a ver al visorrey don Antonio de Mendoza, como a persona que avía de tenerme en servicio mi venida. Yo le dije que me plazía, de muy buena voluntad”. (12)
También es cierto que en México, los curas eran víctimas de algunas rebeliones locales(13) , y en la zona del Perú ocurrió algo similar durante la gran rebelión de 1780. Por el lado de la república de los españoles, basta con decir que tanto el término ateo(14) , como el hecho de expresar que alguien no era “buen creyente” eran utilizados despectivamente;
“Somos más religiosos que los europeos”(15)
Otro ámbito dominado por los curas eran las universidades y colegios. Allí, la mayoría de la enseñanza consistía en teología, derecho canónico, y algo de retórica o gramática.(16)
Lo que era incuestionable era la existencia de Dios. La persona del cura, como ya mencionamos, podía resultar antipática e incluso podía ser agredida físicamente. La mencionada antipatía era la regla y no la excepción en el Paraguay. Aquí la orden Jesuita, a los ojos de la elite local (y creo que de hecho), monopolizaba la mano de obra indígena en sus misiones. Este asunto atrajo numerosas quejas y tensiones.(17)
A pesar de la existencia de conflictos y tensiones, estamos de acuerdo con Romano en que la religión era un gran ente sociabilizador y cohesinador. Las iglesias, capillas, etc. Fueron puntos de encuentro y de referencia social que movilizaban millones de personas.(18) Si estas obedecían o no al pie de la letra los preceptos religiosos es un asunto aparte.

El Estado y la sociedad.

El estado español era una monarquía católica. Es decir una monarquía legitimada por la providencia. El rey es rey porque así lo dispone dios. En muy raras ocasiones veremos que se cuestione la autoridad real o su principio cuasi divino. La obra del eclesiástico y político español, obispo de Puebla y virrey de la Nueva España, Juan de Palafox, refuta a Maquiavelo. Para Palafox no debe existir ese divorcio entre acción política y moral cristiana. Incluso compara a los reyes de España con el mítico rey David.(19)
Esta monarquía tenía diferentes tipos de relación con los distintos estamentos de la sociedad. Por un lado con la nobleza (virtuosa, racional, “superior”) y por el otro, con el resto de los súbditos (el vulgo incapaz, subordinado e “inferior”). El virrey Toledo le recuerda al rey que a diferencia de los bárbaros, los reyes católicos de España siempre gobernaron con la ayuda de una nobleza(20). Y a decir verdad, los principales cargos quedaban en manos de los nobles. Mientras que los gobernados solo tenían derecho a obedecer a sus superiores; llámense reyes, príncipes, sacerdotes y funcionarios. Según Palafox todos los súbditos le debían fidelidad al rey, no a la patria. Y agrega:
“En las monarquías y reinos el buen vasallo no nace en su patria sino en el corazón de su rey”(21)
No es el propósito de este trabajo esbozar una sociedad mecánica al estilo de la más rancia vulgata marxista (22) , donde todo se reduce a la fórmula explotados contra explotadores. Todo lo contrario, este statu quo, era aceptado casi unánimemente por toda la sociedad. En los reclamos contra los abusos era frecuente oír “viva el rey, muera el mal gobierno”
Para finalizar este apartado, expresaremos los cambios dados en la relación Estado- sociedad que comenzó a esbozarse con las reformas borbónicas. Si bien con los últimos Habsburgos América poseía cierta autonomía de hecho, el statu quo antes analizado no se puso en duda. Pero las reformas borbónicas perjudicaron a la elite criolla y a la iglesia. A la primera reduciendo su presencia en las altas funciones de estado, donde se privilegiaron a los españoles peninsulares. Reacuérdese que los mismos criollos que formaron una junta en nombre del rey, declararon la independencia solo seis años después (al menos en las Provincias Unidas del Río de la Plata). Es un debate el tema de si esas juntas criollas eran sinceramente en nombre del rey, o si solo se trató de una precaución debido a la incertidumbre política y militar. O sea, valla si no empeoraron las relaciones entre el Estado y la Sociedad (por muchos motivos como la guerra contra Napoleón, el corte de las rutas comerciales, etc.) las relaciones entre parte de la sociedad americana (criollos especialmente, aunque no debe olvidarse la insurrección de Túpac Amaru) y el estado español , que esta relación llego a su fin el las dos primeras décadas del siglo XIX.


NOTAS.
1)Brading, D. “La monarquía católica”, en Annino, A, Castro Leiva, L. Guerra, F-X. (dir.), De los imperios a las naciones: Iberoamérica, Zaragoza, 2)IberCaja, pp. 21.
3) Ídem.
4)Ídem pp. 22.
5)Bartolomé de las Casas, “Tratado comprobatorio del imperio soberano y principado universal que los reyes de Castilla y León tienen sobre las indias”, en Tratados, ed. Lewis Hanke, 2 vols, México, 1965, 11, 1033, 1117, 1153, 1129. citado por Brading, op. Cit.
6) Brading . op. Cit.
7) Lynch, J. (1980), Las revoluciones hispanoamericanas, 1808- 1826. Barcelona, Ariel, pp16.
8) ídem
9)ídem. 17.
10) Romano, R y Carmagnani, M. (1999). “Componentes sociales”, en Carmagnani,M, Hernández Chávez, A Romano, R , Para una historia de América, Tomo I: Las estructuras, México, FCE, 1999, pp.314.
11) Pietschmann, H. “Los principios rectores de la organización estatal en las Indias”. en Annino, A, Castro Leiva, L. Guerra, F-X. (dir.), De los imperios a las naciones: Iberoamérica, Zaragoza, IberCaja, p
12) Farris, Nancy, La sociedad maya bajo el dominio colonia, Madrid, Alianza, 1992, Capítulo 10: “El orden cósmico en crisis”.
13) Ciertas informaciones hechas pedimento de don Francisco Tenamaztle. México, 1555. Archivo general de Indias, Audiencia de México, Leg. 205, Nº11
14) Taylor, (1987) , “Embriaguez, homicidio y rebelión en las poblaciones coloniales mexicanas, México, FCE.
15)Ídem.
16)Palabras del sacerdote Morelos, tomadas de Lynch, J. op. Cit-
17)Romano. R. op. Cit. pp344.
18) Garavaglia. J. (1987) “Las misiones jesuíticas: utopía y realidad”, Garavaglia. J. Economía, sociedad, y regiones, Buenos Aires, De La Flor, pp. 119 – 192.
19) Romano, R.. op. Cit pp 348.
20) Brading., D . op. Cit. 24 y 25.
21)Ídem. 26
22) Juan Palafox y Mendoza, citado por Brading, D, op. Cit. Pp. 28.
23) Hobsbawn, E. marxismo e historia social, s/d.
AUTOR: EMILIO TOMASSINI (2006)

2 comentarios:

  1. Hola Emi.
    Aunque no lo creas, lei la actualizacion y la verdad que esta muy buena, muy interesante.(mira que para que YO diga eso sobre este tema :O ) Es mas te diría que por eso es que te estoy firmando jaja. Buen nada. Ahora tenés que volllverrr a actualizar y veremos si la devolución es la misma. Nos estamos hablando. Cuidate y saludos..

    ResponderEliminar