I HIPÓTESIS:
El peronismo se transformó en un movimiento popular y ganó la adhesión de las clases populares debido (fundamentalmente) a dos factores que nunca antes habían ido juntos: la mejora objetiva de la situación económica(1) de la clase trabajadora (en el marco del populismo latinoamericano) junto a un discurso (2) que elevó la dignidad personal (como sostiene la hipótesis germaniana) de los beneficiados por el régimen, haciéndolos sentir participes importantes de la realidad social.
II INTRODUCCIÓN.
“Yo no soy de los hombres que creen que debemos conformarnos con hacer un cuerpo de doctrina muy bonito, ponerlo en la biblioteca y dejarlo para que lo lean las generaciones que vengan; [...] el mundo no vive de buenas ideas; vive de buenas realizaciones. [...] las doctrinas son movimiento, son acción, no son sólo pensamiento..." Juan Domingo Perón.
El tema del movimiento peronista y del por que de sus adhesiones populares ha trascendido el ámbito académico holgadamente y se ha instalado, también, como uno de los temas predilectos de las conversaciones coloquiales en los diversos ámbitos; desde los laborales, de esparcimiento e incluso en el ámbito de la mesa familiar, hasta en la esfera erudita . Debido, quizá, a que entender la génesis del peronismo brinda herramientas para comprender de una manera más acabada el presente político y social del país que sigue conservando una tradición peronista muy fuerte, aunque para muchos solo sea un rótulo vació de contenidos o la antítesis misma del peronismo de antaño. Al ser tan constante y no haber perdido actualidad nunca, el tema despierta discusiones (incluso académicas) guiadas las más de las veces por las pasiones antes que por el intelecto. Las respuestas, coloquiales como académicas, que intentan contestar la pregunta del por que Perón y su movimiento lograron captar la lealtad de la inmensa mayoría de las clases populares y de buena parte del resto de la sociedad, encuentran un amplio abanico de posibilidades: ?Algunos atribuyen a Perón una demagogia fascista y tiránica hecha y derecha.? Otros ven en los migrantes internos que llegaron del interior del país a las grandes ciudades, una masa anómica disponible a la espera de un líder carismático (o un demagogo). Y ese líder sería Perón.? Muchos marxistas le achacan a Perón el haber frenado la revolución comunista que supuestamente se estaba por producir, otorgando algunas concesiones con tal de preservar la estructura del capitalismo. Una idea no demasiado descabellada teniendo en cuenta que éste tópico, el propio Perón, se lo atribuía como un mérito de su gestión frente a sectores financieros e industriales.? Algunos por su parte, dejando totalmente de lado el contexto en el que surge el peronismo, responden ensalzando al general como un defensor de la nación, de la industria y de los trabajadores frente a una “oligarquía” vende patria. En suma: un mesías. ¿Cómo iban, entonces, a no seguirlo las clases populares?? Del mismo modo hay quienes se han ocupado de resaltar la megalomanía de Perón, y observar en la movilización popular acaudillada por él, un método maquiavélico para lograr su objetivo de mantenerse en el poder a cualquier precio.Quizá, ciertamente, encontremos algún rasgo de verdad en cada una de éstas afirmaciones. Pero aquí consideramos, junto con James y Buchrucker (sin olvidar el aporte de otros autores), que los motivos por los cuales el peronismo ganó la popularidad de la que aún hoy gozan los que dicen ser sus herederos, son su real politic de procurar el bienestar material de los más pobres. Es decir su preocupación, desde el minuto cero, por la cuestión social (3) , pero de forma bastante más vehemente que los gobiernos radicales y neoconservadores. El otro motivo (ligado inseparablemente al anterior) fue ecléctico discurso que sostenía los elementos mencionados supra. Sobre estos dos pilares versará el presente trabajo.
III Desarrollo.
Germani, aunque muchas veces ha sido duramente criticado y rebatido, tiene elementos que podrían preanunciar la hipótesis sostenida aquí. Se cree que mas allá de su sesgo antiperonista y su refutada hipótesis de los “nuevos obreros” sin experiencia política ni sindical como base del régimen peronista, todavía son rescatables algunos de sus enunciados. Según el autor ítalo _ argentino, Perón no conquistó a las masas “con el plato de lentejas” (es decir ayudando a la mejora material del pueblo), sino dando a las masas rurales y urbanas la experiencia y la sensación de que realmente se habían logrado algunos derechos que estaban siendo ejercidos efectivamente. De esta manera las clases populares se sintieron verdaderos participantes del concierto nacional, experimentaron un sentimiento de prestigio social como nunca antes habían experimentado. Germani no olvida el carisma del líder y sus diálogos arengadores con la muchedumbre, pero no los considera decisivos. Estos últimos, dijimos, eran importantes, pero no suficientes, ya que Germani no consideraba el ascenso de Perón como básicamente construido a través de la demagogia (4) . Entonces, según la Tesis germaniana, las masas populares lograron con el peronismo cierta conciencia del grupo de gran importancia en la vida nacional capaz de ejercer cierto poder. Las clases populares sentían que la permanencia del régimen peronista en el poder dependía de su participación. También destaca que durante la carrera de ascenso de Perón se produjeron muchas huelgas que derivaron en conquistas obreras de orden general. También, durante el principio de su presidencia constitucional, continuaron las medidas de fuerza. Las mejoras logradas, enfatiza Germani, fueron gracias a la lucha proletaria. Sin embargo esta vez el poder del Estado estaba detrás de los trabajadores en lugar de estar en contra de ellos (como supone, erróneamente, Germani que lo estaban los gobiernos anteriores al régimen). Por lo tanto (continúa) la lealtad a Perón no era un agradecimiento por su política redistribucionista, sino la formula, la condición necesaria para mantener el orgullo que se logró por haber impuesto sus derechos frente a la clase patronal (5) . Gaudio y Pilone por su parte, intentan refutar, o mejor dicho matizar los enfoques más corrientes sobre los orígenes del movimiento peronista. Según ellos se le atribuye tradicionalmente al peronismo haber sido pionero del intervencionismo social. Esto hace referencia más concretamente a la intervención del Estado en la economía y más específicamente aún en los conflictos obreros. Sobre todo favoreciendo a estos últimos regulando los salarios, las condiciones de trabajo, etc. Los autores se dedican a mostrar que de hecho existió una importante intervención social del Estado antes de 1943. Si bien destacan que luego de 1948 hubo un descenso significativo del número de huelgas debido a las satisfacciones materiales, la expulsión de los dirigentes sindicales más combativos y un aumento de la intervención estatal a favor de los trabajadores. Entonces, si bien admiten implícitamente que el peronismo es la etapa de oro de las relaciones entre el gobierno y las clases populares obreras y la etapa de institucionalización y profundización sin parangón de la legislación laboral, insisten en destacar las continuidades que se presentaron con respecto a la (mal llamada) década infame, recalcando que dicha institucionalización es producto de una progresiva sedimentación dada cuanto menos desde la década del 30(6). Entonces Germani deja en segundo plano los estímulos económicos para explicar la adhesión al peronismo y tomó como principal factor el sentimiento de animación y de dignidad que despertó la fuerza política en cuestión en las clases populares. Podríamos, entonces inducir a partir del enunciado anterior que; Fueron solo el discurso y las actitudes de líder carismático lo que determinó la adhesión al peronismo de las masas. Esto sería un error, la tesis de Germani es necesaria (en este sentido) pero no suficiente para explicar la adhesión masiva que obtuvo Perón. Ya que las actitudes y los sentimientos de que ciertos derechos habían sido ganados y practicados efectivamente no fueron meros enunciados de palabra sin base real alguna, sino que fueron acompañados de políticas redistribucioncitas concretas (7) . Pero entonces, y teniendo en cuenta el artículo de Pilone y Gaudio, ¿Por qué los gobiernos de la década infame que anticiparon a Perón en los aspectos ya señalados de intervención social, fallando a favor de los obreros en no pocas oportunidades y auditando la firma de convenios colectivos entre patronales y obreros, no lograron la adhesión de las masas populares? Para responder esta pregunta recurrimos a la Tesis de James. Teniendo en cuenta a este autor, una de las posibles respuestas a este interrogante es que si bien durante la era peronista se continuaron y se profundizaron muchas de las políticas seguidas durante la etapa anterior, el peronismo le agregó un discurso paternalista, creíble, cuyos postulados resultaban plausiblemente aplicables en el corto plazo y que convenció a las clases populares a las que iba apuntado (8) . Entonces la hipótesis que defendemos en este trabajo consiste en que la adhesión popular hacia Perón se dio por la convergencia o la conjunción de un discurso que expresaba la doctrina justicialista (que Perón la definió así: "es una nueva filosofía de la vida, simple, práctica, popular profundamente cristiana y profundamente humana" )(9) junto con una política económica más enfáticamente redistribucionista que la anterior (la cual marca un antecedente que es continuado por Perón). En la etapa anterior el discurso paternalista o no existió como tal, o no resultó creíble para la masa que luego acaudillaría el coronel. Por consiguiente se discrepa con Peter Walkman (10) cuando éste aduce que Perón logró movilizar las masas a su favor debido a que representó una respuesta a la crisis de legitimidad, de redistribución y de la dependencia económica del exterior (11) . Lo anterior quedaría matizado (si no refutado) puesto que, el primer acercamiento "romántico" de Perón con las clases populares se dio con anterioridad al 17 de octubre de 45, aún Perón no había sido electo presidente constitucional y por lo tanto no resolvió la supuesta crisis de legitimidad política que presupone Waldman que existía. Segundo, siguiendo a Pilone y Gaudio, vemos que la crisis de distribución a la que alude Waldman ya se encontraba en vías de solución durante los años treinta, siendo Perón el que logra la consolidación, la introducción de una legislación laboral más completa y la institucionalización de un proceso de sindicalización e intervenciones del estado en la economía a favor de los obreros y en contra de las patronales.
III.aEl discurso peronista.
La tesis de este trabajo coincide en gran parte con la sostenida por Daniel James, quien propuso la hipótesis que sostiene que el peronismo fue capaz de generar una gran atracción hacia los trabajadores, tanto por su discurso como dando respuesta a sus dificultades económicas mitigando la explotación de la clase trabajadora. En este apartado analizaremos un poco más detenidamente el discurso peronista. Perón se dirigió los trabajadores no como los seres individuales de la ciudadanía liberal (como lo había hecho Hipólito Yrigoyen), sino como un grupo cuya cohesión y vitalidad eran de suma importancia para que pudieran afirmarse con éxito los derechos que los trabajadores habían ganado. En una de las veinte verdades del justicialismo se puede leer:
"Una verdadera democracia es aquella donde el gobierno hace lo que el pueblo quiere y defiende un solo interés: el del pueblo" (12)
En este lenguaje concreto e inmediato, casi antiintelectual, redefinió la ciudadanía clásica liberal en términos sociales. Allí la verdadera democracia incluiría los nuevos derechos y las últimas reformas sociales. La gran innovación del discurso peronista, empero, radicaba en que tomaba y conocía bastante bien los hábitos, la conciencia y la cultura de la clase trabajadora (13) . Además siempre se hacía mención a la cuestión social. No faltaba nunca el uso de términos en lunfardo y de un casi cómico sarcasmo:
“Se dice que mi predica va dirigida siempre hacía los salarios y las condiciones de trabajo, en vez de orientarse hacia los valores morales de la población. Me explico por qué esas fuerzas (los patrones) refieren los valores morales: es que los otros hay que pagarlos. " (14)
El discurso justicialista, se apropió con notable éxito de ciertos tópicos. Dos ejemplos significativos de lo anterior se ven representados en la temática industrialista con todo lo que eso significa. El discurso monopolizó el lenguaje de un desarrollo económico industrialista (15), asociando a sus rivales con la tradicional oligarquía agraria (16) . El otro ejemplo se colige del anterior. Esta política económica industrialista que apostaba al mercado interno era nacionalista, el líder era quien la sustentaba, por lo tanto, el que este en contra del líder estaría en contra de la patria toda. Por estas características generales del discurso se explica uno de los puntales de este trabajo. Pero no es todo, según Burchrucker, la síntesis ideológica del peronismo va más allá de lo mencionado hasta aquí. Los pilares que sostienen dicha síntesis están formados por al menos ocho elementos, que pueden rastrearse por separado antes de la época peronista, pero que convergieron aquí en un todo complejo. Estos pilares son la cuestión social, las fuerzas armadas como modelo, la doctrina social de la iglesia, el nacionalismo, los modelos hispanoamericanos, las influencias europeas, las experiencias como secretario de trabajo y previsión social del propio Perón y finalmente, el conflicto con el embajador norteamericano Braden (17) . De lo anterior cabe destacar la doctrina social de la iglesia como fundamento ideológico principal, ya que, que los rasgos más relevantes del peronismo en materia económico-social tienen muchísimos puntos de contacto con la mencionada doctrina, pero aparece siempre (como veremos) entremezclada con los demás factores mencionados. La doctrina social de la Iglesia católica es un conjunto de preceptos, disposiciones y prácticas creadas a causa del conflicto con el que se encontró la Iglesia católica después de la Revolución Francesa y la Revolución Industrial. Como respuesta a esto la iglesia elaboraró, recurriendo al instrumento de la encíclica, un vasto programa para dirigir la actuación de los creyentes en la evolución de una sociedad moderna y capitalista. La principal encíclica fue la llamada Rerum novarum y mantenía que la propiedad privada era un derecho legítimo y natural, pero debía respetar los límites de la justicia. A esto Perón lo reformuló así:
"El principio dominante de nuestro sistema ideológico es la armonía entre los opuestos [...] en términos corrientes, la tercera posición" (18)
"Buscamos suprimir la lucha de clases, suplantándola por un acuerdo justo entre obreros y patronos”(19) .
Además sancionaba al sistema capitalista como causa de la penuria de los pueblos y del oprobio de muchos trabajadores. Así como también el socialismo era condenado por materialista y ateo. De esta manera la Iglesia y Perón buscaban un camino intermedio entre el socialismo marxista y el capitalismo. Como se dijo; una tercera posición. Proponían, frente al comunismo materialista y ateo y al liberalismo capitalista extremo, una solución de la cuestión obrera que adoptara el principio de colaboración entre clases sociales y el reconocimiento del justo salario. Al respecto sostenía el coronel:
“Es necesario ir a otro sistema, donde no exista la explotación del hombre, donde seamos todos colaboradores de una obra común para la felicidad común, vale decir, la doctrina esencialmente cristiana, sin la cual el mundo no encontró solución, ni la encontrará tampoco en el futuro.” (20)
Pero Perón dejaba ver, a diferencia de la iglesia, un alto grado de eclecticismo ideológico y pragmatismo para encarar la cuestión de la justicia social:
“Obedecemos a los hechos [...] si en el comunismo hay una cosa que podemos tomar, la tomamos, no nos asustan los nombres. Si el fascismo, el anarquismo, o el comunismo tienen algo bueno, lo tomamos…”(21) .
Por último, Perón sabía muy bien donde y cuando pronunciar tal o cual tipo de discurso según su auditorio. Esta defensa de la clase trabajadora (creemos que sincera y desde siempre, si tenemos en cuenta la correspondencia privada de Perón (22) ) es paralelamente una defensa del capitalismo. Ante los sectores acomodados, Perón intentaba legitimar sus medidas insistiendo en una inminente revolución o insurrección de las masas inorgánicas que podría conducir al comunismo, que representarían la ruina definitiva de los capitalistas a los que se les imponía el costo de las nuevas leyes laborales. Esto no fue suficiente para convencer a aquellos burgueses que se enfrentaban al régimen peronista. Los empresarios no sentían la necesidad de prevenir una revolución comunista, preferían lucrar en lo inmediato sin prestarle atención a Perón. Quien intentó ganarse el apoyo de la burguesía nacional con estas palabras:
"Las masas obreras que no han sido organizadas presentan un panorama peligroso, porque la masa más peligrosas, sin duda, es la inorgánica. La experiencia moderna demuestra que las masas obreras mejor organizadas son, sin duda, las que pueden ser dirigidas y mejor conducidas en todos los órdenes [...]" Se ha dicho señores que soy un enemigo de los capitales, y si observan lo que les acabó decir, no encontrarán ningún defensor, diríamos, más decidido que yo, porque se que la defensa de los intereses de los hombres de negocios, de los industriales, de los comerciantes es la defensa misma del estado"(23) En suma este discurso tachado de chabacano, inelegante, burdo y pedestre por la oposición, tuvo una sensacional recepción en las clases populares. Pero esto se debe, no sólo al contenido propiamente dicho de ese discurso, sino también a las políticas concretas que acompañaron, o mejor dicho precedieron al discurso. Es de notar que Perón comenzó su tarea pro proletaria siendo prácticamente un desconocido. Y su interés por la cuestión social data desde que era un joven oficial del colegio militar de la nación. Luego del 43 su rol como funcionario y vicepresidente del gobierno militar lo convirtió en una personalidad notoria. Y querida, al menos, dentro del movimiento obrero, objeto que se ve cristalizado el 17 de octubre del 45. Es aquí cuando la figura de Perón comienza a cosechar los frutos del "trabajo de hormiga" que venía realizando en materia de política social desde el golpe militar de 1943. Y a partir de allí (el 17 de octubre de 1945) comienza a tomar envión su política populista en todo el país.
III.b. Mejora en la situación económica de las clases populares bajo la égida populista.
El Populismo puede definirse como un conjunto de doctrinas políticas (acomodadizas y pragmáticas) que se dicen benefactoras del pueblo. Bajo este concepto se han abrigado disímiles movimientos sociales y partidos políticos en Latinoamérica (Varguismo en Brasil, Cardenismo en México y Socialismo Militar en Bolivia)(24) . Casi siempre se ha presentado con tintes de nacionalismo, indigenismo y/o antiimperialismo. El populismo latinoamericano tuvo un enérgico contenido social y policlasista. También ha intentado hallar soluciones económicas a la miseria de sus pueblos, esmerándose en llevar a cabo la reforma agraria, en algunos casos promoviendo la industria, la modernización y la independencia económica. Como así también han, estos regímenes, apostado generalmente al mercado interno (25) . Remitiéndonos a la frase citada al comienzo del trabajo, cabe señalar una vez más que para Perón la práctica debía ser algo que necesariamente debía completar la teoría. Se consideró asimismo, como a su movimiento, como pragmático, esencialmente pragmático. Recuérdese la frase, parafraseada paradójicamente por el ex presidente Menem, que reza;"Mejor que decir es hacer y mejor que prometer es cumplir". Perón se jactaba de llevar a la realidad lo que prometía, a pesar de que sobran argumentos para rebatir el enunciado anterior en algunos aspectos, lo que nos interesa destacar es que más allá de la verdad o falsedad de la proposición, las clases populares lo creyeron de esa manera. En 1945 comenzó a circular entre los trabajadores la frase "¡Perón cumple!" (26). Y Perón cumplió o al menos los trabajadores así lo entendieron. Las medidas que acompañaron el discurso peronista y le otorgaron la credibilidad a este se puedan resumir en los siguientes enunciados: una vez que Perón fue candidato a presidente el gobierno del general Farrell firmó un decreto prescripto por el coronel que establecía un aumento general de salarios y de indemnizaciones por despido, el derecho a vacaciones pagas fue extendido a la mayoría de los trabajadores. Además se creo el aguinaldo, el cual debía abonarse inmediatamente al final mismo año en que se firmó el decreto. Otro rasgo de los años peronistas fue el fuerte incremento de lo que llamamos asalariados de cuello blanco. Esto nos permite observar en qué medida se multiplicaron las posibilidades de ascenso social para los hijos de familias obreras. En cambio para otros, durante este período, tuvieron que concentrarse con ampliar sus horizontes más allá de las necesidades inmediatas, cosa que no es poco si se contempla su situación anterior. Simultáneamente al logro del pleno empleo, la tasa de sindicalización (que venía aumentando casi ininterrumpidamente desde 1930) se ubicó entre 50 y el 70% según la actividad, cuando antes de Perón no llegaba al 20 % los trabajadores sindicados. Otras medidas que corte popular fueron el congelamiento del precio de los alquileres de viviendas, la fijación de salarios mínimos, el establecimiento de precios máximos a los artículos de primera necesidad, se generalizaron los créditos y planes de viviendas. Igualmente mejoraron las ofertas en materia de salud pública y los programas de turismo social se implementaron con bastante éxito; se fomentó desde el Estado la construcción de hoteles para obreros en la costa atlántica y otros sitios. Por último, a través de la Fundación Eva Perón se realizaron grandes obras de caridad para con él lumpemproletariado.(27) De igual forma se le dedicó algo de atención al sector rural. Perón prometió una reforma agraria que nunca llevó a cabo, pero congeló el precio de los arrendamientos. Estas políticas basadas en el poder de compra de un estado rico gracias a la buena coyuntura del mercado externo, de salarios altos y el aumento del consumo a nivel general y sobre todo el de las clases populares durante los primeros cuatro años del gobierno de Perón fueron suficiente prueba para los trabajadores de que el justicialismo no les ofrecía un discurso vacío, sino lleno de realidades. James citando algunas entrevistas a obreros beneficiados por el peronismo, aduce que estos cuando se les preguntaba por qué apoyaban a Perón, respondían palpando su bolsillo trasero. En el cual se suele guardar la billetera.(28) De la misma manera algunos sindicalistas reconocían que:
“En nuestro trabajo sindical advertimos a partir de 1944 cosas increíbles: que se hacían cumplir leyes sociales incumplidas hasta entonces"(29)
Además, durante el gobierno peronista, a la hora de reclamar contra la empresa "todos éramos machos".
Consideraciones finales.
Como explica un famoso refrán popular, "hazte fama y échate a dormir”. Esta frase sugiere que una vez que alguien haya demostrado una verdadera voluntad de llevar a la realidad ciertas promesas y que estas tengan un cierto grado de efectividad en la práctica, el cumplidor ya se ha ganado la credibilidad de aquellos a quienes prometió. Este fue el caso del peronismo, donde los tres o cuatro primeros años de gobierno, más algunas medidas que tomó el líder justicialista como secretario de Previsión Social, alcanzaron para hacer creíble su discurso.con esto no queremos insinuar que Perón se haya “dormido”, sino que el contexto más la imprudencia en los gastos del Estado agotaron la cintura financiera del gobierno. Igualmente, lo realizado hasta entonces alcanzo (incluso hasta hoy) para ganar el fervor popular. Por lo tanto la tesis de Gino Germani es verdadera pero incompleta, al menos en lo que se refiere al porqué las clases populares respondieron al peronismo. Su análisis es interesante porque supera a aquellos que aún hoy sostienen el factor económico como el único capaz de atraer a los trabajadores. Germani destaca las emociones que despertó el discurso peronista en las masas, y su sensación de dignidad. Pero se equivoca en dividir a las clases populares en “nuevos” y “viejos” obreros(30). De igual forma que cuando le resta importancia a la mejora económica (“el plato de lentejas”) de la clase obrera. Entonces coincidimos con James. Este autor pone en el mismo nivel el aspecto discursivo con él económico y hace hincapié en la praxis que significó el peronismo al hacer confluir, por primera vez en la historia argentina, estos dos elementos. Asimismo rescata la conciencia de clase que muchos autores veían rematada a cambio de una mejora económica. Por último debemos mencionar que gobiernos con características similares al peronismo fueron propios del contexto latinoamericano luego de la crisis de 1930. Crisis no sólo económica, sino de ideologías. De ahí el gran eclecticismo de lo que, a falta de un nombre mejor, se conoce como populismo.
AUTOR: EMILIO TOMASSINI (2007)
NOTAS.
1.Ahora, a diferencia del gobierno neo conservador, como política central del gobierno, por eso no es necesario (después del 43) rastrear esta variable con lupa. 2.Entendido aquí como una Serie de palabras y frases utilizadas para manifestar lo que se piensa o siente, por ejemplo: Doctrina, ideología, tesis o punto de vista. Tiene por objetivo la persuasión. 3.Torre J. Los años peronistas(1943-195), Sudamericana, Bs. As. 2002. Germani, G. política y sociedad en una época de transición, Paidós, Buenos Aires, 1965, capítulo 9 “la integración de las masas a la vida política y el totalitarismo” 4.Germani, G. Op. Cit. 5.Gaudio , R. y Pilone, J. “Estado y relaciones laborales en el período previo al peronismo 1935-43” en Desarrollo económico, V. 24, Número 94, Bs. As, Julio-septiembre1984. 6.No es el objetivo del trabajo discutir la pertinencia, éxito y /o fracaso de estas políticas a largo y a mediano plazo. Solo nos sirve para explicar el atractivo que significó para el estrato social más amplio. 7. James, D. Resistencia e integración, Peronismo y clase trabajadora argentina, 1946_1976, Sudamericana, Buenos Aires, 1988. 8. Buchrucker, C. “Nacionalismo y peronismo”, en La Argentina en la crísis ideológica mundial (1927-1955), Sudamericana, Buenos Aires, 1987, pp. 324. 9.Waldman, P. El peronismo,1943- 1955, Hispanoamericana, Bs. As, s/d.10. Este punto no es esencial para el debate que estamos planteando. 11.James. Op. Cit. Pp. 5612. Romero, J. Breve Historia de la Argentina, Huemul, Buenos Aires, 1979.13Buchrucker, C. op. Cit. Pp. 290.14. Torre J. op. Cit.15. James, D.op. cit.16 Buchrucker, C. op. Cit. 17 Ídem. Pp 325.18 Ídem. Pp. 331.19 Ídem. Pp. 308.20 Idem. Pp. 325.21 Torre, J. op. Cit.22 Discurso de Perón en la bolsa de comercio de Buenos Aires 25 del 8 de 44.23 Ver Knight, A. “México, c. 1930-1946”, en L. Bethell (dir.), Historia de América Latina, Barcelona, Crítica, 1998./24Martins Rodrigues, L. “Sindicato y estado en el régimen varguista”, en Sergio Buarque de Holanda y Boris 25Fausto, Historia general da civilizacao brasileira, Sao Paulo, Difusao Europeira do livro, 1963. / Skidmore, T. y Smith, P. Historia contemporánea de América Latina, Crítica, Barcelona, 199626 Ídem. 27 James. Op. Cit. Pp. 4028 Torre, J. Op. Cit.29 James, op. Cit.30 Buchrucker, C. op. Cit. 288.
El peronismo se transformó en un movimiento popular y ganó la adhesión de las clases populares debido (fundamentalmente) a dos factores que nunca antes habían ido juntos: la mejora objetiva de la situación económica(1) de la clase trabajadora (en el marco del populismo latinoamericano) junto a un discurso (2) que elevó la dignidad personal (como sostiene la hipótesis germaniana) de los beneficiados por el régimen, haciéndolos sentir participes importantes de la realidad social.
II INTRODUCCIÓN.
“Yo no soy de los hombres que creen que debemos conformarnos con hacer un cuerpo de doctrina muy bonito, ponerlo en la biblioteca y dejarlo para que lo lean las generaciones que vengan; [...] el mundo no vive de buenas ideas; vive de buenas realizaciones. [...] las doctrinas son movimiento, son acción, no son sólo pensamiento..." Juan Domingo Perón.
El tema del movimiento peronista y del por que de sus adhesiones populares ha trascendido el ámbito académico holgadamente y se ha instalado, también, como uno de los temas predilectos de las conversaciones coloquiales en los diversos ámbitos; desde los laborales, de esparcimiento e incluso en el ámbito de la mesa familiar, hasta en la esfera erudita . Debido, quizá, a que entender la génesis del peronismo brinda herramientas para comprender de una manera más acabada el presente político y social del país que sigue conservando una tradición peronista muy fuerte, aunque para muchos solo sea un rótulo vació de contenidos o la antítesis misma del peronismo de antaño. Al ser tan constante y no haber perdido actualidad nunca, el tema despierta discusiones (incluso académicas) guiadas las más de las veces por las pasiones antes que por el intelecto. Las respuestas, coloquiales como académicas, que intentan contestar la pregunta del por que Perón y su movimiento lograron captar la lealtad de la inmensa mayoría de las clases populares y de buena parte del resto de la sociedad, encuentran un amplio abanico de posibilidades: ?Algunos atribuyen a Perón una demagogia fascista y tiránica hecha y derecha.? Otros ven en los migrantes internos que llegaron del interior del país a las grandes ciudades, una masa anómica disponible a la espera de un líder carismático (o un demagogo). Y ese líder sería Perón.? Muchos marxistas le achacan a Perón el haber frenado la revolución comunista que supuestamente se estaba por producir, otorgando algunas concesiones con tal de preservar la estructura del capitalismo. Una idea no demasiado descabellada teniendo en cuenta que éste tópico, el propio Perón, se lo atribuía como un mérito de su gestión frente a sectores financieros e industriales.? Algunos por su parte, dejando totalmente de lado el contexto en el que surge el peronismo, responden ensalzando al general como un defensor de la nación, de la industria y de los trabajadores frente a una “oligarquía” vende patria. En suma: un mesías. ¿Cómo iban, entonces, a no seguirlo las clases populares?? Del mismo modo hay quienes se han ocupado de resaltar la megalomanía de Perón, y observar en la movilización popular acaudillada por él, un método maquiavélico para lograr su objetivo de mantenerse en el poder a cualquier precio.Quizá, ciertamente, encontremos algún rasgo de verdad en cada una de éstas afirmaciones. Pero aquí consideramos, junto con James y Buchrucker (sin olvidar el aporte de otros autores), que los motivos por los cuales el peronismo ganó la popularidad de la que aún hoy gozan los que dicen ser sus herederos, son su real politic de procurar el bienestar material de los más pobres. Es decir su preocupación, desde el minuto cero, por la cuestión social (3) , pero de forma bastante más vehemente que los gobiernos radicales y neoconservadores. El otro motivo (ligado inseparablemente al anterior) fue ecléctico discurso que sostenía los elementos mencionados supra. Sobre estos dos pilares versará el presente trabajo.
III Desarrollo.
Germani, aunque muchas veces ha sido duramente criticado y rebatido, tiene elementos que podrían preanunciar la hipótesis sostenida aquí. Se cree que mas allá de su sesgo antiperonista y su refutada hipótesis de los “nuevos obreros” sin experiencia política ni sindical como base del régimen peronista, todavía son rescatables algunos de sus enunciados. Según el autor ítalo _ argentino, Perón no conquistó a las masas “con el plato de lentejas” (es decir ayudando a la mejora material del pueblo), sino dando a las masas rurales y urbanas la experiencia y la sensación de que realmente se habían logrado algunos derechos que estaban siendo ejercidos efectivamente. De esta manera las clases populares se sintieron verdaderos participantes del concierto nacional, experimentaron un sentimiento de prestigio social como nunca antes habían experimentado. Germani no olvida el carisma del líder y sus diálogos arengadores con la muchedumbre, pero no los considera decisivos. Estos últimos, dijimos, eran importantes, pero no suficientes, ya que Germani no consideraba el ascenso de Perón como básicamente construido a través de la demagogia (4) . Entonces, según la Tesis germaniana, las masas populares lograron con el peronismo cierta conciencia del grupo de gran importancia en la vida nacional capaz de ejercer cierto poder. Las clases populares sentían que la permanencia del régimen peronista en el poder dependía de su participación. También destaca que durante la carrera de ascenso de Perón se produjeron muchas huelgas que derivaron en conquistas obreras de orden general. También, durante el principio de su presidencia constitucional, continuaron las medidas de fuerza. Las mejoras logradas, enfatiza Germani, fueron gracias a la lucha proletaria. Sin embargo esta vez el poder del Estado estaba detrás de los trabajadores en lugar de estar en contra de ellos (como supone, erróneamente, Germani que lo estaban los gobiernos anteriores al régimen). Por lo tanto (continúa) la lealtad a Perón no era un agradecimiento por su política redistribucionista, sino la formula, la condición necesaria para mantener el orgullo que se logró por haber impuesto sus derechos frente a la clase patronal (5) . Gaudio y Pilone por su parte, intentan refutar, o mejor dicho matizar los enfoques más corrientes sobre los orígenes del movimiento peronista. Según ellos se le atribuye tradicionalmente al peronismo haber sido pionero del intervencionismo social. Esto hace referencia más concretamente a la intervención del Estado en la economía y más específicamente aún en los conflictos obreros. Sobre todo favoreciendo a estos últimos regulando los salarios, las condiciones de trabajo, etc. Los autores se dedican a mostrar que de hecho existió una importante intervención social del Estado antes de 1943. Si bien destacan que luego de 1948 hubo un descenso significativo del número de huelgas debido a las satisfacciones materiales, la expulsión de los dirigentes sindicales más combativos y un aumento de la intervención estatal a favor de los trabajadores. Entonces, si bien admiten implícitamente que el peronismo es la etapa de oro de las relaciones entre el gobierno y las clases populares obreras y la etapa de institucionalización y profundización sin parangón de la legislación laboral, insisten en destacar las continuidades que se presentaron con respecto a la (mal llamada) década infame, recalcando que dicha institucionalización es producto de una progresiva sedimentación dada cuanto menos desde la década del 30(6). Entonces Germani deja en segundo plano los estímulos económicos para explicar la adhesión al peronismo y tomó como principal factor el sentimiento de animación y de dignidad que despertó la fuerza política en cuestión en las clases populares. Podríamos, entonces inducir a partir del enunciado anterior que; Fueron solo el discurso y las actitudes de líder carismático lo que determinó la adhesión al peronismo de las masas. Esto sería un error, la tesis de Germani es necesaria (en este sentido) pero no suficiente para explicar la adhesión masiva que obtuvo Perón. Ya que las actitudes y los sentimientos de que ciertos derechos habían sido ganados y practicados efectivamente no fueron meros enunciados de palabra sin base real alguna, sino que fueron acompañados de políticas redistribucioncitas concretas (7) . Pero entonces, y teniendo en cuenta el artículo de Pilone y Gaudio, ¿Por qué los gobiernos de la década infame que anticiparon a Perón en los aspectos ya señalados de intervención social, fallando a favor de los obreros en no pocas oportunidades y auditando la firma de convenios colectivos entre patronales y obreros, no lograron la adhesión de las masas populares? Para responder esta pregunta recurrimos a la Tesis de James. Teniendo en cuenta a este autor, una de las posibles respuestas a este interrogante es que si bien durante la era peronista se continuaron y se profundizaron muchas de las políticas seguidas durante la etapa anterior, el peronismo le agregó un discurso paternalista, creíble, cuyos postulados resultaban plausiblemente aplicables en el corto plazo y que convenció a las clases populares a las que iba apuntado (8) . Entonces la hipótesis que defendemos en este trabajo consiste en que la adhesión popular hacia Perón se dio por la convergencia o la conjunción de un discurso que expresaba la doctrina justicialista (que Perón la definió así: "es una nueva filosofía de la vida, simple, práctica, popular profundamente cristiana y profundamente humana" )(9) junto con una política económica más enfáticamente redistribucionista que la anterior (la cual marca un antecedente que es continuado por Perón). En la etapa anterior el discurso paternalista o no existió como tal, o no resultó creíble para la masa que luego acaudillaría el coronel. Por consiguiente se discrepa con Peter Walkman (10) cuando éste aduce que Perón logró movilizar las masas a su favor debido a que representó una respuesta a la crisis de legitimidad, de redistribución y de la dependencia económica del exterior (11) . Lo anterior quedaría matizado (si no refutado) puesto que, el primer acercamiento "romántico" de Perón con las clases populares se dio con anterioridad al 17 de octubre de 45, aún Perón no había sido electo presidente constitucional y por lo tanto no resolvió la supuesta crisis de legitimidad política que presupone Waldman que existía. Segundo, siguiendo a Pilone y Gaudio, vemos que la crisis de distribución a la que alude Waldman ya se encontraba en vías de solución durante los años treinta, siendo Perón el que logra la consolidación, la introducción de una legislación laboral más completa y la institucionalización de un proceso de sindicalización e intervenciones del estado en la economía a favor de los obreros y en contra de las patronales.
III.aEl discurso peronista.
La tesis de este trabajo coincide en gran parte con la sostenida por Daniel James, quien propuso la hipótesis que sostiene que el peronismo fue capaz de generar una gran atracción hacia los trabajadores, tanto por su discurso como dando respuesta a sus dificultades económicas mitigando la explotación de la clase trabajadora. En este apartado analizaremos un poco más detenidamente el discurso peronista. Perón se dirigió los trabajadores no como los seres individuales de la ciudadanía liberal (como lo había hecho Hipólito Yrigoyen), sino como un grupo cuya cohesión y vitalidad eran de suma importancia para que pudieran afirmarse con éxito los derechos que los trabajadores habían ganado. En una de las veinte verdades del justicialismo se puede leer:
"Una verdadera democracia es aquella donde el gobierno hace lo que el pueblo quiere y defiende un solo interés: el del pueblo" (12)
En este lenguaje concreto e inmediato, casi antiintelectual, redefinió la ciudadanía clásica liberal en términos sociales. Allí la verdadera democracia incluiría los nuevos derechos y las últimas reformas sociales. La gran innovación del discurso peronista, empero, radicaba en que tomaba y conocía bastante bien los hábitos, la conciencia y la cultura de la clase trabajadora (13) . Además siempre se hacía mención a la cuestión social. No faltaba nunca el uso de términos en lunfardo y de un casi cómico sarcasmo:
“Se dice que mi predica va dirigida siempre hacía los salarios y las condiciones de trabajo, en vez de orientarse hacia los valores morales de la población. Me explico por qué esas fuerzas (los patrones) refieren los valores morales: es que los otros hay que pagarlos. " (14)
El discurso justicialista, se apropió con notable éxito de ciertos tópicos. Dos ejemplos significativos de lo anterior se ven representados en la temática industrialista con todo lo que eso significa. El discurso monopolizó el lenguaje de un desarrollo económico industrialista (15), asociando a sus rivales con la tradicional oligarquía agraria (16) . El otro ejemplo se colige del anterior. Esta política económica industrialista que apostaba al mercado interno era nacionalista, el líder era quien la sustentaba, por lo tanto, el que este en contra del líder estaría en contra de la patria toda. Por estas características generales del discurso se explica uno de los puntales de este trabajo. Pero no es todo, según Burchrucker, la síntesis ideológica del peronismo va más allá de lo mencionado hasta aquí. Los pilares que sostienen dicha síntesis están formados por al menos ocho elementos, que pueden rastrearse por separado antes de la época peronista, pero que convergieron aquí en un todo complejo. Estos pilares son la cuestión social, las fuerzas armadas como modelo, la doctrina social de la iglesia, el nacionalismo, los modelos hispanoamericanos, las influencias europeas, las experiencias como secretario de trabajo y previsión social del propio Perón y finalmente, el conflicto con el embajador norteamericano Braden (17) . De lo anterior cabe destacar la doctrina social de la iglesia como fundamento ideológico principal, ya que, que los rasgos más relevantes del peronismo en materia económico-social tienen muchísimos puntos de contacto con la mencionada doctrina, pero aparece siempre (como veremos) entremezclada con los demás factores mencionados. La doctrina social de la Iglesia católica es un conjunto de preceptos, disposiciones y prácticas creadas a causa del conflicto con el que se encontró la Iglesia católica después de la Revolución Francesa y la Revolución Industrial. Como respuesta a esto la iglesia elaboraró, recurriendo al instrumento de la encíclica, un vasto programa para dirigir la actuación de los creyentes en la evolución de una sociedad moderna y capitalista. La principal encíclica fue la llamada Rerum novarum y mantenía que la propiedad privada era un derecho legítimo y natural, pero debía respetar los límites de la justicia. A esto Perón lo reformuló así:
"El principio dominante de nuestro sistema ideológico es la armonía entre los opuestos [...] en términos corrientes, la tercera posición" (18)
"Buscamos suprimir la lucha de clases, suplantándola por un acuerdo justo entre obreros y patronos”(19) .
Además sancionaba al sistema capitalista como causa de la penuria de los pueblos y del oprobio de muchos trabajadores. Así como también el socialismo era condenado por materialista y ateo. De esta manera la Iglesia y Perón buscaban un camino intermedio entre el socialismo marxista y el capitalismo. Como se dijo; una tercera posición. Proponían, frente al comunismo materialista y ateo y al liberalismo capitalista extremo, una solución de la cuestión obrera que adoptara el principio de colaboración entre clases sociales y el reconocimiento del justo salario. Al respecto sostenía el coronel:
“Es necesario ir a otro sistema, donde no exista la explotación del hombre, donde seamos todos colaboradores de una obra común para la felicidad común, vale decir, la doctrina esencialmente cristiana, sin la cual el mundo no encontró solución, ni la encontrará tampoco en el futuro.” (20)
Pero Perón dejaba ver, a diferencia de la iglesia, un alto grado de eclecticismo ideológico y pragmatismo para encarar la cuestión de la justicia social:
“Obedecemos a los hechos [...] si en el comunismo hay una cosa que podemos tomar, la tomamos, no nos asustan los nombres. Si el fascismo, el anarquismo, o el comunismo tienen algo bueno, lo tomamos…”(21) .
Por último, Perón sabía muy bien donde y cuando pronunciar tal o cual tipo de discurso según su auditorio. Esta defensa de la clase trabajadora (creemos que sincera y desde siempre, si tenemos en cuenta la correspondencia privada de Perón (22) ) es paralelamente una defensa del capitalismo. Ante los sectores acomodados, Perón intentaba legitimar sus medidas insistiendo en una inminente revolución o insurrección de las masas inorgánicas que podría conducir al comunismo, que representarían la ruina definitiva de los capitalistas a los que se les imponía el costo de las nuevas leyes laborales. Esto no fue suficiente para convencer a aquellos burgueses que se enfrentaban al régimen peronista. Los empresarios no sentían la necesidad de prevenir una revolución comunista, preferían lucrar en lo inmediato sin prestarle atención a Perón. Quien intentó ganarse el apoyo de la burguesía nacional con estas palabras:
"Las masas obreras que no han sido organizadas presentan un panorama peligroso, porque la masa más peligrosas, sin duda, es la inorgánica. La experiencia moderna demuestra que las masas obreras mejor organizadas son, sin duda, las que pueden ser dirigidas y mejor conducidas en todos los órdenes [...]" Se ha dicho señores que soy un enemigo de los capitales, y si observan lo que les acabó decir, no encontrarán ningún defensor, diríamos, más decidido que yo, porque se que la defensa de los intereses de los hombres de negocios, de los industriales, de los comerciantes es la defensa misma del estado"(23) En suma este discurso tachado de chabacano, inelegante, burdo y pedestre por la oposición, tuvo una sensacional recepción en las clases populares. Pero esto se debe, no sólo al contenido propiamente dicho de ese discurso, sino también a las políticas concretas que acompañaron, o mejor dicho precedieron al discurso. Es de notar que Perón comenzó su tarea pro proletaria siendo prácticamente un desconocido. Y su interés por la cuestión social data desde que era un joven oficial del colegio militar de la nación. Luego del 43 su rol como funcionario y vicepresidente del gobierno militar lo convirtió en una personalidad notoria. Y querida, al menos, dentro del movimiento obrero, objeto que se ve cristalizado el 17 de octubre del 45. Es aquí cuando la figura de Perón comienza a cosechar los frutos del "trabajo de hormiga" que venía realizando en materia de política social desde el golpe militar de 1943. Y a partir de allí (el 17 de octubre de 1945) comienza a tomar envión su política populista en todo el país.
III.b. Mejora en la situación económica de las clases populares bajo la égida populista.
El Populismo puede definirse como un conjunto de doctrinas políticas (acomodadizas y pragmáticas) que se dicen benefactoras del pueblo. Bajo este concepto se han abrigado disímiles movimientos sociales y partidos políticos en Latinoamérica (Varguismo en Brasil, Cardenismo en México y Socialismo Militar en Bolivia)(24) . Casi siempre se ha presentado con tintes de nacionalismo, indigenismo y/o antiimperialismo. El populismo latinoamericano tuvo un enérgico contenido social y policlasista. También ha intentado hallar soluciones económicas a la miseria de sus pueblos, esmerándose en llevar a cabo la reforma agraria, en algunos casos promoviendo la industria, la modernización y la independencia económica. Como así también han, estos regímenes, apostado generalmente al mercado interno (25) . Remitiéndonos a la frase citada al comienzo del trabajo, cabe señalar una vez más que para Perón la práctica debía ser algo que necesariamente debía completar la teoría. Se consideró asimismo, como a su movimiento, como pragmático, esencialmente pragmático. Recuérdese la frase, parafraseada paradójicamente por el ex presidente Menem, que reza;"Mejor que decir es hacer y mejor que prometer es cumplir". Perón se jactaba de llevar a la realidad lo que prometía, a pesar de que sobran argumentos para rebatir el enunciado anterior en algunos aspectos, lo que nos interesa destacar es que más allá de la verdad o falsedad de la proposición, las clases populares lo creyeron de esa manera. En 1945 comenzó a circular entre los trabajadores la frase "¡Perón cumple!" (26). Y Perón cumplió o al menos los trabajadores así lo entendieron. Las medidas que acompañaron el discurso peronista y le otorgaron la credibilidad a este se puedan resumir en los siguientes enunciados: una vez que Perón fue candidato a presidente el gobierno del general Farrell firmó un decreto prescripto por el coronel que establecía un aumento general de salarios y de indemnizaciones por despido, el derecho a vacaciones pagas fue extendido a la mayoría de los trabajadores. Además se creo el aguinaldo, el cual debía abonarse inmediatamente al final mismo año en que se firmó el decreto. Otro rasgo de los años peronistas fue el fuerte incremento de lo que llamamos asalariados de cuello blanco. Esto nos permite observar en qué medida se multiplicaron las posibilidades de ascenso social para los hijos de familias obreras. En cambio para otros, durante este período, tuvieron que concentrarse con ampliar sus horizontes más allá de las necesidades inmediatas, cosa que no es poco si se contempla su situación anterior. Simultáneamente al logro del pleno empleo, la tasa de sindicalización (que venía aumentando casi ininterrumpidamente desde 1930) se ubicó entre 50 y el 70% según la actividad, cuando antes de Perón no llegaba al 20 % los trabajadores sindicados. Otras medidas que corte popular fueron el congelamiento del precio de los alquileres de viviendas, la fijación de salarios mínimos, el establecimiento de precios máximos a los artículos de primera necesidad, se generalizaron los créditos y planes de viviendas. Igualmente mejoraron las ofertas en materia de salud pública y los programas de turismo social se implementaron con bastante éxito; se fomentó desde el Estado la construcción de hoteles para obreros en la costa atlántica y otros sitios. Por último, a través de la Fundación Eva Perón se realizaron grandes obras de caridad para con él lumpemproletariado.(27) De igual forma se le dedicó algo de atención al sector rural. Perón prometió una reforma agraria que nunca llevó a cabo, pero congeló el precio de los arrendamientos. Estas políticas basadas en el poder de compra de un estado rico gracias a la buena coyuntura del mercado externo, de salarios altos y el aumento del consumo a nivel general y sobre todo el de las clases populares durante los primeros cuatro años del gobierno de Perón fueron suficiente prueba para los trabajadores de que el justicialismo no les ofrecía un discurso vacío, sino lleno de realidades. James citando algunas entrevistas a obreros beneficiados por el peronismo, aduce que estos cuando se les preguntaba por qué apoyaban a Perón, respondían palpando su bolsillo trasero. En el cual se suele guardar la billetera.(28) De la misma manera algunos sindicalistas reconocían que:
“En nuestro trabajo sindical advertimos a partir de 1944 cosas increíbles: que se hacían cumplir leyes sociales incumplidas hasta entonces"(29)
Además, durante el gobierno peronista, a la hora de reclamar contra la empresa "todos éramos machos".
Consideraciones finales.
Como explica un famoso refrán popular, "hazte fama y échate a dormir”. Esta frase sugiere que una vez que alguien haya demostrado una verdadera voluntad de llevar a la realidad ciertas promesas y que estas tengan un cierto grado de efectividad en la práctica, el cumplidor ya se ha ganado la credibilidad de aquellos a quienes prometió. Este fue el caso del peronismo, donde los tres o cuatro primeros años de gobierno, más algunas medidas que tomó el líder justicialista como secretario de Previsión Social, alcanzaron para hacer creíble su discurso.con esto no queremos insinuar que Perón se haya “dormido”, sino que el contexto más la imprudencia en los gastos del Estado agotaron la cintura financiera del gobierno. Igualmente, lo realizado hasta entonces alcanzo (incluso hasta hoy) para ganar el fervor popular. Por lo tanto la tesis de Gino Germani es verdadera pero incompleta, al menos en lo que se refiere al porqué las clases populares respondieron al peronismo. Su análisis es interesante porque supera a aquellos que aún hoy sostienen el factor económico como el único capaz de atraer a los trabajadores. Germani destaca las emociones que despertó el discurso peronista en las masas, y su sensación de dignidad. Pero se equivoca en dividir a las clases populares en “nuevos” y “viejos” obreros(30). De igual forma que cuando le resta importancia a la mejora económica (“el plato de lentejas”) de la clase obrera. Entonces coincidimos con James. Este autor pone en el mismo nivel el aspecto discursivo con él económico y hace hincapié en la praxis que significó el peronismo al hacer confluir, por primera vez en la historia argentina, estos dos elementos. Asimismo rescata la conciencia de clase que muchos autores veían rematada a cambio de una mejora económica. Por último debemos mencionar que gobiernos con características similares al peronismo fueron propios del contexto latinoamericano luego de la crisis de 1930. Crisis no sólo económica, sino de ideologías. De ahí el gran eclecticismo de lo que, a falta de un nombre mejor, se conoce como populismo.
AUTOR: EMILIO TOMASSINI (2007)
NOTAS.
1.Ahora, a diferencia del gobierno neo conservador, como política central del gobierno, por eso no es necesario (después del 43) rastrear esta variable con lupa. 2.Entendido aquí como una Serie de palabras y frases utilizadas para manifestar lo que se piensa o siente, por ejemplo: Doctrina, ideología, tesis o punto de vista. Tiene por objetivo la persuasión. 3.Torre J. Los años peronistas(1943-195), Sudamericana, Bs. As. 2002. Germani, G. política y sociedad en una época de transición, Paidós, Buenos Aires, 1965, capítulo 9 “la integración de las masas a la vida política y el totalitarismo” 4.Germani, G. Op. Cit. 5.Gaudio , R. y Pilone, J. “Estado y relaciones laborales en el período previo al peronismo 1935-43” en Desarrollo económico, V. 24, Número 94, Bs. As, Julio-septiembre1984. 6.No es el objetivo del trabajo discutir la pertinencia, éxito y /o fracaso de estas políticas a largo y a mediano plazo. Solo nos sirve para explicar el atractivo que significó para el estrato social más amplio. 7. James, D. Resistencia e integración, Peronismo y clase trabajadora argentina, 1946_1976, Sudamericana, Buenos Aires, 1988. 8. Buchrucker, C. “Nacionalismo y peronismo”, en La Argentina en la crísis ideológica mundial (1927-1955), Sudamericana, Buenos Aires, 1987, pp. 324. 9.Waldman, P. El peronismo,1943- 1955, Hispanoamericana, Bs. As, s/d.10. Este punto no es esencial para el debate que estamos planteando. 11.James. Op. Cit. Pp. 5612. Romero, J. Breve Historia de la Argentina, Huemul, Buenos Aires, 1979.13Buchrucker, C. op. Cit. Pp. 290.14. Torre J. op. Cit.15. James, D.op. cit.16 Buchrucker, C. op. Cit. 17 Ídem. Pp 325.18 Ídem. Pp. 331.19 Ídem. Pp. 308.20 Idem. Pp. 325.21 Torre, J. op. Cit.22 Discurso de Perón en la bolsa de comercio de Buenos Aires 25 del 8 de 44.23 Ver Knight, A. “México, c. 1930-1946”, en L. Bethell (dir.), Historia de América Latina, Barcelona, Crítica, 1998./24Martins Rodrigues, L. “Sindicato y estado en el régimen varguista”, en Sergio Buarque de Holanda y Boris 25Fausto, Historia general da civilizacao brasileira, Sao Paulo, Difusao Europeira do livro, 1963. / Skidmore, T. y Smith, P. Historia contemporánea de América Latina, Crítica, Barcelona, 199626 Ídem. 27 James. Op. Cit. Pp. 4028 Torre, J. Op. Cit.29 James, op. Cit.30 Buchrucker, C. op. Cit. 288.
AUTOR EMILIO TOMASSINI
veo q cambaiste el blog, disculpa que no entre antes.
ResponderEliminarNo soy diseñador ni nada, pero por dios cambia un poco los colores de los titulos! me duelen los ojos!!!
jajajaja
saludos y me alegro q te hayas animado a modificar el blog.