martes, 13 de diciembre de 2011

CLASE DOMINANTE Y DIVERSOS ACTORES SOCIALES EN LA PAMPA HÚMEDA: ALGUNAS CONSIDERACIONES Y SUGERENCIAS PARA SU ESTUDIO. (1880 - 1930)

ESTE TRABAJO FUE ACREDITADO CON UNA ALTA CALIFICACIÓN EN LA LICENCIATURA EN HISTORIA DE LA UNLu, EN EL SEMINARIO Modernización y crisis en la economía argentina: problemas y controversias,1860-1930.  A CARGO DEL DR. Andrés M. Regalsky


→ Comentarios preeliminares.



Estas humildes líneas pretenden ser un relevamiento bibliográfico crítico de las principales corrientes que han estudiado los temas aquí presentados y de las polémicas que aún hoy siguen abiertas.

Por un lado: ¿Qué se entiende por clase dominante? ¿Era homogénea o heterogénea? ¿Empresarios modernos o tradicionales hacendados? ¿Invertían su capital solo en la producción de materias primas o eran una clase de empresarios totalmente diversificada?

Por otro lado: ¿Por qué hoy ya no es sostenible la lógica binaria de empresarios ricos y arrendatarios pobres? ¿Estaba la tierra en un régimen símil al mayorazgo español del Ancien Regimé? ¿Preocuparnos tanto por las clases dominantes no nos impide ver una diversidad de actores sociales que vivieron en la pampa? ¿Afirmar lo anterior es legitimar acríticamente las políticas y acciones de los sectores económica y políticamente dominantes y justificarlas como naturales o las únicas posibles?     

 También, y se sabrá disculpar el atrevimiento, se sugerirán ciertas líneas a seguir que pueden ayudar a cerrar  algunos candentes debates actuales.  

La caracterización y la valoración sobre las clases dominantes y los actores sociales son temas complejos que despiertan  ásperas discusiones académicas. Sin embargo, y más que en otros asuntos y otros tiempos, llevan implícitas controversias más profundas. Es como si se hablara de Historia superficialmente y en forma subterránea se intente legitimar, justificar, ensalzar o victimizar a ciertos sectores de la sociedad[1] o como si algunos autores se dedicaran a denunciar sus reservas contra el sistema capitalista refugiándose en la Historia. También existen aquellos que parten de un modelo ideal y lo confrontan con lo que, a su entender, es la realidad.

En suma; aquí pondremos el acento en el rigor metodológico y en la calidad de las pruebas empíricas presentadas y no entraremos en controversias implícitas, contrafácticas e imposible de probar a través de las fuentes, como las del tenor de las mencionadas supra.      





→ Hacia una caracterización de la “clase dominante.”



En el campo historiográfico, empero algunas imprecisiones, los trabajos de J. Sábato[2] representaron una renovación en el tema de la clase dominante argentina y sus características. Es, además, el principal exponente de las críticas a las hipótesis más recalcitrantemente persistentes en algunos pseudo intelectuales que se dicen de izquierdas o revisionistas, pero también en buena parte del imaginario popular del país. Sábato intenta refutar  una idea que reza casi como un dogma que un grupo de terratenientes tradicionales y  precapitalistas fueron los principales beneficiarios económicos y los principales conductores políticos del país desde el origen. Existiendo una correlación casi perfecta entre poder económico, político y social. Esto, sigue afirmando la hipótesis que el autor intenta desestimar, habría hecho que la industrialización del país quede trabada y que la Argentina se especialice en la producción de materias primas. Y por elevación, explicaría la situación actual de atraso del país. Sin embargo, advierte Sábato, se ha prestado poca atención a los problemas empíricos y  a las fuentes de acumulación de riquezas en el período 1810- 1860. De la misma manera se suele olvidar que durante la colonia el grupo social más rico era el de los comerciantes, no el de los terratenientes de campaña. Tanto es así que Sábato pone seriamente en duda la idea de una clase dominante compuesta por “puros terratenientes”[3], Además, si repasamos algunas biografías de supuestos terratenientes puros (Anchorena, Santamarina, Torquinst, entre otros) veremos que sus fuentes de acumulación no provienen de la tierra.

Sábato hace hincapié en los comportamientos altamente especulativos. También atribuye al mercado de capitales la alta concentración de la tierra. Con esto busca restarle importancia a la idea de una clase dominante compuesta por empresarios precapitalistas. Para apoyar sus ideas habla del arrendatario, quien a veces puede ser un empresario. Y de la alta tecnificación presente en La Pampa. De la misma manera diferencia la cría de la invernada, aunque varias veces es la misma persona quien realiza las dos actividades. Los segundos estaban, de alguna manera, “arreglados” con los frigoríficos, eran más comerciantes que productores. Los terratenientes usaban la tierra de acuerdo a los vaivenes de precios de los distintos productos en el mercado mundial, es decir que se le daba el uso más rentable de acuerdo al momento o la coyuntura, evidenciando una mentalidad claramente capitalista, aunque no menos negativa que la imagen que describe la tesis que intenta refutar. Para ello se utilizaba el menor capital fijo posible. A más inversión en capital fijo, más riesgo. Dejando pasar la contradicción evidente en el texto de Sábato[4], lo que nos interesa es rescatar su tesis principal:

Para Sábato los comerciantes coloniales adquirieron tierras, razón por la cual no eran terratenientes ab origio, o lo que es lo mismo, una burguesía terrateniente. Sábato reacciona a la tesis de Cornblit sobre industriales poco poderosos y terratenientes parasitarios[5], cuando para Sábato es una única clase dominante que despliega su actividades a varios sectores de la economía a la vez.  

Entonces la clase dominante Argentina del período estudiado poseía tierra pero intervenía en varias actividades. Su poder social y económico residía en el control del comercio y las finanzas.

¿Qué hay hoy, empero, de valor en esta tesis? Según Rocchi[6], quien pone a prueba las ideas de Sábato en el sector industrial, los dueños de fábricas no eran tampoco “industriales puros”; se dedicaban a varias actividades. Algunas hasta paradójicas, como producir e importar bienes de un mismo rubro. Esto se verifica a través de los anuncios en la prensa gráfica y no hace más que apoyar empíricamente la tesis de Sábato de una clase dominante económicamente diversificada para los llamados industriales. Sin embargo, en contrario con la tesis de Sábato, en el caso de los industriales, las inversiones fijas fueron cuantiosas. Por eso el planteo de Sábato de una clase dominante con resistencia a la inversión en capital fijo quedaría refutada, al menos  para esta rama de la producción.

Por otra parte ¿De qué manera podemos medir la “pureza” o no de una clase dominante terrateniente? No podemos hacerlo de manera inequívoca y definitiva  ¿Bastan algunas décadas obteniendo las principales ganancias del sector agropecuario para ser llamado terrateniente? ¿Pesan más las actividades económicas que hicieron posible la adquisición de tierras?

Se cree que el estudio de los orígenes, de la Historia de la  acumulación de las personas es un tema aparte. Lo que se tendrá en cuenta aquí es una clase dominante compuesta por hombres propietarios de campos en su gran mayoría, de los  cuales sacan la parte más importante de sus rentas. Cosa que no quita ni implica necesariamente una posterior diversificación.

Carmen Sesto[7] da a entender que existieron grupos afincados a las actividades agroganaderas que invirtieron gran cantidad de capital con altísimos riesgos. No son lo que nosotros llamamos “terratenientes puros”, pero si “Vanguardia” que, estudiada en profundidad nos permite refutar a Sábato. La autora Llama vanguardia (utilizando el concepto de Shumpeter)  a un grupo de amigos caracterizado por el afán de  innovación tecnológica cuando no existía aún un incentivo económico del todo claro. [8] Dicha vanguardia asumió, en contrario a lo propuesto por Jorge Sábato, grandes riesgos e invirtió sumas significativas en capital fijo y tecnología. Según la autora, las fortunas tienen diversos orígenes; provisión al ejército de Rosas, comercio, explotación del lanar, pero en su mayoría por herencia de los comerciantes coloniales. Se trataba de un selecto círculo de amigos junto con precursores británicos. Eran estancieros, jefes militares y políticos en el contexto de las Guerras Civiles. Fueron pioneros en el uso de alambradas, en la introducción y cruza de ganado refinado y  en la plantación de árboles. Viajaban con frecuencia  a Europa y  criticaban duramente a sus contemporáneos por su resistencia a la innovación. Son los primeros en romper prejuicios contra especialistas (tales como veterinarios, ingenieros agrónomos, etc.). También abandonan la diversificación económica, descendiendo su participación en actividades de comercio y finanzas, todo para especializarse en la ganadería refinada.  Son los fundadores de la SRA en 1866.  Sin embargo, para el período que nos ocupa esta vanguardia llevaba décadas a la cabeza de un proceso de mejoras tecnológicas que serían asumidas como normales después de 1880. De esta manera  refuta a Oddone y a Sábato: quienes sostienen la idea de una clase dominante heterogénea, parasitaria y rentística. Veamos algunos datos: De un total de quince propietarios de más de 100.000 hectáreas, once pertenecían a la vanguardia. De 35 propietarios que disponían de entre 31.000 y 100.000 hectáreas, quince eran de la vanguardia.[9]

Por otro lado, como expresa el ya conocido debate entre  Roy Hora[10] y  Schvarzer[11] sobre el tenor de las oposiciones/ no oposición de intereses entre terratenientes e industriales, no existía (en el peor de los casos) un antagonismo relevante, cosa que indirectamente le daría cierto apoyo a la tesis de Sábato de una única clase dominante.  Hora estudia la reacción de los terratenientes ante la idea de crecimiento industrial. A los grandes terratenientes no les gustaban los industriales que crecían al amparo de los aranceles aduaneros (lo que calificaban como industrias “artificiales”). Se temía, entre los terratenientes, que las barreras aduaneras que ponía el país sean contestadas con otras que perjudiquen sus intereses. Sin embargo, advierte Hora,  el disgusto no fue suficiente para movilizar y liderar las protestas. Con el cambio de siglo el problema pasó a un segundo plano. La crítica a esta tesis que propone Schvarzer consiste en señalar el desfase entre la tesis y las pruebas aportadas por Roy Hora.

En suma ¿Qué se entiende por clase dominante? Se entiende por clase dominante, en el aspecto económico, a un grupo de personas que poseen rentas extraordinarias en comparación con el común de la sociedad. En el caso Argentino podemos decir que la mayoría (por no decir todos) eran propietarios de medios de producción. Especialmente de tierras y que ellas eran la base de su actividad económica que podía diversificarse o no hacia otras actividades. Aún teniendo diversos orígenes ¿Acaso no sería rechazada por obvia,   en cualquier casa de estudios seria, una tesis que pruebe que las mayores fortunas de la Argentina moderna se amasaron gracias a las rentas agropecuarias? En el aspecto político: hablamos de personajes cercanos o parte integrante, aunque no exclusiva, de las elites políticas del Estado nacional y provincial. En este aspecto sería factible, si es que ya no se ha hecho, someter a esta hipótesis a las evidencias empíricas, haciendo, por ejemplo, una lista de integrantes del congreso y las legislaturas provinciales o de los poderes ejecutivos y contrastarla con las actividades económicas de dichos individuos. Así, de esta manera se tendrá una idea sobre la veracidad del postulado anterior. En lo social;  creadores y/o promotores no exclusivos desde el Estado del mito de granero del mundo, de una superestructura legitimadora del Statu quo creída aún hoy por algunos. También hablamos de una elite que trajo y adoptó las ideas del liberalismo y el positivismo de la vieja Europa. Si creemos la tesis de Marx de que la base económica determina la superestructura ideológica y legal y si comprobáramos la hipótesis mencionada supra,  estamos en condiciones de afirmar que se trata de un grupo capaz de influir socialmente y de forjar una imagen de nación determinada. ¿Era homogénea o heterogénea? Era una clase heterogénea en sus orígenes y actividades, pero tenía como eje vertebrador  irrefutable la exportación de materias primas al mercado externo. Esto es una cuestión lógica; en un país que obtiene su mayor ingreso de la exportación de equis producto, es deducible que la clase dominante esté compuesta por los propietarios de los medios que producen equis producto. Sin embargo esta deducción casi axiomática, esta verdad de Perogrullo no debería sesgar un análisis más detallado y fino de los diferentes actores sociales que existen en cualquier sociedad. Hay más, se puede observar que los empresarios agrícolas invertían en industrias una vez que estas ya se encontraban en marcha, es decir cuando tenían la seguridad de que su inversión rendiría buenos dividendos. Sin contar que los picos de crecimiento de la industria argentina coinciden con los picos de la exportación agropecuaria. Es decir que a mayor exportación de materias primas, mayor desarrollo industrial.[12]

                   





→ El fin de una lógica binaria; multiplicidad de actores sociales en la Pampa húmeda.



Muchos historiadores, aunque más militantes que historiadores, quedaron encandilados por el hecho ya hoy aceptado de que la clase dominante hizo su fortuna en base a la exportación de materias primas. Sin embargo no debemos perder de vista la multiplicidad de actores sociales que poblaron la Pampa en nuestro período. Por ejemplo James Scobie[13] quien sostiene que el aumento del precio de la tierra privó de ellas a los inmigrantes  y que no se produjo la intervención del  Estado para remediar la situación. Por el lado de las colonias oficiales, estas se dieron, argumenta, en zonas “marginales” y no en Buenos Aires,  al igual que el avance del trigo, ya que en Buenos Aires predominaba una economía pastoril. Este estado de cosas creo un inmigrante arrendatario subordinado, sumado a  que el capital solo se volcaba en la tierra.  Este texto marcó época. En el imaginario de muchos egresados de las Ciencias Sociales, y en el medio universitario, aún perdura este enfoque como un dogma. Podemos matizarlo en alguna de sus tesis utilizando el trabajo de  Cortes Conde[14]. El caso de la extensividad y de la ganadería, la realidad no tiene que ver con un capricho de los terratenientes o con una política de Estado. Surgió de la oferta relativa de recursos: mucha tierra, poco capital, y poca mano de obra. Si a esto le sumamos la escasez de ríos navegables (salvo el Paraná) tenemos una explicación más realista de la situación. Sin embargo cabe aclarar que tampoco era la prioridad del gobierno ni de los terratenientes invertir la situación descripta. Más bien, podemos sostener, buscaban su beneficio de la manera que creían más racional. Por otro lado la tesis especulativa es válida solo a corto plazo y no es aplicable indiscriminadamente a todo tiempo y lugar. Por último,  refuta a Scobie, ya que no había tierras monopolizadas después de 1880. Año que Cortés Conde marca como el del despegue de un abundante marcado de tierras. Incluyendo la oferta de terrenos relativamente pequeños y de algunos medianos.

En palabras de Miguez[15], Scobie y otros autores como Oddone, Blanca Girbal, Cárcano, etc. representarían la “Interpretación Institucionalista”; donde se sostiene que la gran propiedad es irracional y decretada desde las instituciones políticas. Esto no posee una adecuada fundamentación empírica y da una imagen impresionista o falsa de la realidad. Sin embargo, esta tesis Institucionalista logró explicar la concentración de la tierra, el arrendamiento, la articulación entre ganadería y agricultura y el retraso técnico de manera lógica. Nos habla de una subordinación técnica de la agricultura a la ganadería, un uso extensivo del suelo y la gran concentración de la tierra. Siguiendo con esta interpretación Institucionalista, la agricultura se desarrolla en Buenos Aires porque era necesaria la alfalfa para alimentar al ganado, siendo la alfalfa el último cultivo que se siembra, luego del trigo y el lino. Esto se articula con el aumento de la demanda a nivel mundial. En suma, la agricultura era auxiliar de la ganadería. Eso explica el arrendamiento. Al principio era ventajoso para el arrendatario, luego cambia la situación. A aquellos que les fue bien, se transformaron en pequeños propietarios o arrendatarios capitalistas. El resto, mayoritario, poseía un escaso acceso a la tierra y sería la víctima número uno de la oposición entre agricultura y ganadería, entre chacra y estancia, entre terratenientes criollos y  pequeños productores arrendatarios extranjeros. De lo anterior se colige, según esta visión, que el campo era atrasado, ineficiente, con escasa inversión, donde reinaba el espíritu rentista y de ganancia fácil. [16] Barsky y Pucciarelli  coinciden con Sábato en que existió una adaptación económica en función del mercado capitalista internacional y una movilidad social ascendente hasta 1890. También aportan un cuantioso y complejo número de estadísticas para intentar demostrar lo “democrático” de las tenencias[17]. Más allá del sesgo señalado, no se puede afirmar que la tierra como tal haya sido negada a propósito por las elites gobernantes o los grandes terratenientes. Ni que las unidades productivas no tenían un abanico amplio de tamaños, cosa que aporta elementos para desmentir la idea del arrendatario empobrecido como único actor social, junto y en oposición a los grandes propietarios. Tampoco que las explotaciones no fueron reduciendo, debido a varios factores, sus tamaños; Por ejemplo la subdivisión de las grandes unidades por herencia; entre 1914 y 1937 aumentó un 43% el número de explotaciones, sin incorporar más tierras a la producción obviamente. La superficie promedio de las explotaciones era de 354 hectáreas y pasó a ser de 256. Si nos salimos del marco temporal propuesto, podemos señalar que la superficie crece solo un 12 % entre el año 1914 y 1969. El número de tenencias lo hace en un 31%. ¿Cómo se explica esto?; venta, herencia, pequeñas parcelas en propiedad, crece el arrendamiento agrícola y ganadero ¿Qué sucede con los grandes latifundios? Los grandes latifundios representaban el 34% en 1914. En 1970 solo el 19%. También bajó el promedio: antes los latifundios promediaban las 18000 hectáreas, luego 9500 hectáreas. Esta perdida, y aquí esta lo interesante,  fue absorbida por parcelas de entre 5000 y 500 hectáreas.  Además descendió el número de parcelas menores a las 100 hectáreas y  las de menos de 25 hectáreas prácticamente desaparecieron por  inviables. Miguez sostiene que se deben introducir otras variables que superan en importancia a la institucional.

Gallo, por su parte, planteó la atrayente y a la vez embarazosa hipótesis que manifestaba que a mayor cantidad de exportaciones de materias primas, mayor desarrollo industrial. Desde estas perspectivas, como observamos,  se cuestiona la interpretación institucional como única variable, la irracionalidad, la mentalidad poco moderna, la aristocracia feudal pretendida y la oposición entre industriales y terratenientes. Es más, estos últimos fueron más racionales y modernos de lo que se supone.  Cita como ejemplo al trabajo de Hilda Sábato sobre la economía lanera. En el se ve una adecuación de las unidades productivas a las necesidades volátiles del mercado internacional. Por otra parte las colonizaciones demuestran que no siempre la oligarquía excluyó a los inmigrantes de la propiedad de la tierra. ¿Es razonable creer que un arrendatario de cientos de hectáreas sea un simple “subordinado” de grandes terratenientes?

¿Qué sucede con el espíritu rentístico y la escasez de inversiones agrícolas? Sartelli[18] cree que la agricultura a gran escala en la Pampa “nace moderna”, despertando asombro, optimismo y, admite,  prejuicios[19]. El autor sostiene que  en las fuentes abundan las quejas por la falta de conocimientos técnicos, lo cual indica que había tecnología incorporada y que mucha gente se animaba a probarla, aún sin tener los conocimientos y contactos que podían tener los vanguardistas que se citaron en el texto de Carmen Sesto. Sin embargo esta incorporación de maquinaria agrícola no se debe a que la mano de obra era cara, como lo argumentan Pucciarelli y Cortes Conde. Sino porque la mecanización del sector agrícola era condición sine qua non para hacer posible tremenda expansión productiva[20]. Además, entendemos que la eficiencia es producir igual o más rindes con un menor costo. O sea, a igual producción y más capital invertido deberemos hablar de ineficiencia. La pampa no desentona con los mejores productores del mundo. Argentina rendía por hectárea un 30% más que Australia e igual que EEUU y Canadá. Sin el uso de fertilizantes. En Argentina, en el período estudiado había una menor densidad de capital por unidad productiva. Dando como resultado una producción equivalente y por ende más eficiente.

De lo anterior se colige otro tema. La pretendida oposición entre chacareros y terratenientes es ya insostenible: se apoya en la idea implícita de continuidad territorial entre las praderas ganaderas y las pequeñas explotaciones agrícolas. La realidad marca que no hay contigüidad entre altos coeficientes de concentración y de dispersión de tenencias.    En las zonas donde predomina el latifundio hay poca presencia de pequeñas unidades agrícolas y al revés. La hipótesis tradicional combina a nivel general altos índices de concentración y de dispersión de las parcelas productivas[21]. Además las hipótesis tradicionales sobre el tema (Inestabilidad en los contratos, es decir menos de tres años, traba a las inversiones, trabajo familiar exclusivamente en los campos arrendados, un mercado de tierras cerrado, etc.) mantienen elementos que fueron reales en algún momento, pero que se aplican acrítica y mecánicamente en todo tiempo y lugar. Pero de ninguna manera pueden hacerse extensivos a todo la Pampa y a todo tiempo. Ya que en la realidad el arrendatario fue también ganadero y no exclusivamente agrícola. La mayoría de las tenencias combinaban ganado y agricultura y eran muy heterogéneas en el tamaño. En 1914 el 29% de los arrendatarios eran ganaderos. El 73% de las explotaciones ganaderas eran menores a las 500 hectáreas. Solo el 32% de los campos arrendados eran menores a las 100 hectáreas.  Pero había 550 explotaciones de más de 10000 hectáreas. Algunos arrendatarios cuyo número no esta especificado, empero, eran propietarios que decidían expandir sus unidades productivas. Sin embargo vemos comprobada una idea sostenida por las hipótesis tradicionales que aquí estamos matizando; solo el 7, 1 % de los arrendatarios tenían contratos por más de cinco años. Pero algunas de las ideas aquí esbozadas sobre la  gran diversidad de estatus entre los arrendatarios son confirmadas por el trabajo de Juan Manuel Palacio[22]. Quien destaca que el arrendamiento englobó a pequeños propietarios, comerciantes y sublocadores. “Ser arrendatario no dice nada sobre la posición social ni sobre el papel de la persona en la economía.” También casi siempre se observa al arrendamiento asociado a la producción; entre el 60 y el 80% de los productores eran arrendatarios. Sin embargo el vacío legal o el no cumplimiento de la legislación era funcional a los intereses de los más ricos, no solo en la Argentina. Sino en Latinoamérica en su conjunto, en el período conocido por Halperín como La etapa Neocolonial.       





→ Algunas  sugerencias para el estudio de los temas propuestos.



Como ya se ha esbozado se puede medir hasta que punto el poder político confluye con los grandes empresario, tanto agrícolas como ganaderos. También es posible realizar estudios de casos sobre quienes son y cuando adquieren sus tierras las “nuevos terratenientes” es decir los que no pertenecen a la vanguardia, cual es el uso que le dan, que actividades económicas posibilitaron la acumulación, que relación tenían con el poder político. Por último se los podría comparar con la vanguardia en cuanto a la cantidad de tierra que poseen, a las formas de acumulación y al uso del suelo.    

Para el caso de los diversos actores sociales, no hay muchos estudios de caso. De ser posible se debería estudiar en un marco temporal manejable los datos de la mayoría de los partidos: cantidad, tierras y su uso de los propietarios y de los arrendatarios. Establecer el porcentaje de contratos formales y su duración. Varios estudios de caso nos darán una idea acabada sobre los diversos actores sociales en la región.  Luego se podría recurrir a la Historia comparativa: no se acostumbra a comparar a la Argentina con el resto de América latina. Se debe estudiar el tema en el contexto latinoamericano como parte de un fenómeno general que podemos llamar “consolidación de la hacienda”. Se pueden tener en cuenta: los marcos legales regulatorios, la situación de los arrendatarios, los conflictos judiciales (cantidad, tema del litigio, etc.)











→ Reflexiones finales. 



¿Qué se entiende por clase dominante? Max Weber dice que “Quién hace política aspira al poder, al poder como medio para la consecución de otros fines (idealistas o egoístas) o al poder para gozar del sentimiento del prestigio que él confiere”[23] Por su parte Marx señala la conocida tesis de que la base económica determina la superestructura ideológica y jurídica. En el caso estudiado no podemos sostener que clase dominante en el plano económico y poder político hayan estado siempre encarnados en los mismos individuos. Los dos principales ideólogos del modelo de desarrollo económico y social de la Argentina tras la caída de Rosas, Alberdi y Sarmiento, poco tienen que ver con un gran terrateniente de la región pampeana.  Tampoco podemos sostener que existía una disociación entre acaudalados propietarios rurales y poder político. Como diría Weber el poder económico y el poder político tienden a confluir. O al menos a influenciarse en forma mutua. Por lo tanto, la clase dominante estaría compuesta por aquellos individuos económicamente más beneficiados por el modelo agroexportador. Pero también por las llamadas aristocracias extrapampeanas, que no estaban vinculadas directamente al mercado externo. Sin embargo ¿Solo los sectores más acaudalados formaron la clase dominante? No. Abogados, comerciantes, militares también formaron parte y pudieron o no, con el tiempo, hacerse terratenientes. Un ejemplo ilustrativo. Los primeros propietarios de la estancia La Candelaria eran dos hermanos farmacéuticos que se transformaron, gracias a la acumulación en otra actividad, en terratenientes. Es decir, ser un gran terrateniente era para algunos el punto de partida y para otros el punto de llagada a la clase dominante o al menos a un status que haga factible su ingreso en el círculo de los “notables”. No debemos perder de vista que independientemente de su origen  un industrial, un terrateniente, un comerciante, un profesional, etc. Puede ampliar sus esferas de influencia en diversos campos de la economía  ¿Era homogénea o heterogénea? Heterogénea en sus orígenes y en muchos casos diversificada económicamente, aunque se cree que el estereotipo del gran terrateniente pampeano metido en política es una realidad, pero no la única  ¿Empresarios modernos o tradicionales hacendados? Sin dudas, por lo visto en la bibliografía citada,  empresarios modernos ¿Invertían su capital solo en la producción de materias primas o eran una clase de empresarios totalmente diversificada? Pueden existir terratenientes de larga data, pero la diversificación económica es notable, como quedó demostrado.

La clase dominante es una clase para si en el sentido marxiano, empero también para Weber, ya que la clase se puede convertir en la base de una acción colectiva cuando se desarrolla un sentimiento comunitario que alimenta una acción común en defensa de esos intereses. Pero no solo eso, la clase dominante de la Argentina moderna tiende a hacer converger la riqueza, el prestigio y el poder. 

Por otro lado: ¿Por qué hoy ya no es sostenible la lógica binaria de empresarios ricos y arrendatarios pobres? El arrendatario, como quedó demostrado, podía ser un propietario que deseaba ampliar sus explotaciones, un empresario que se dedicaba al subarriendo, un empresario que invertía su capital en maquinarias agrícolas y, además de su campo arrendado, realizaba también tareas en otras parcelas. Además podía darse el caso de que contrate mano de obra para su gran extensión de tierra. Sin olvidar, claro está, aquellos pequeños arrendatarios empobrecidos.   ¿Estaba la tierra en un régimen símil al mayorazgo español del Ancien Regimé? No. Había un mercado de tierras capitalista muy desarrollado, sobre todo a partir de 1880 ¿Preocuparnos tanto por las clases dominantes no nos impide ver una diversidad de actores sociales que vivieron en la pampa? Por supuesto, no podemos dejar de preguntarnos que porcentaje de los habitantes de la región pampeana, sobre todo los arrendatarios, pueden ser calificados como “pobres”, más allá de los a prioi  de la historiografía tradicional   ¿Afirmar lo anterior es legitimar acríticamente las políticas y acciones de los sectores económica y políticamente dominantes y justificarlas como naturales o las únicas posibles? De ninguna manera. Lo que existió son intereses económicos defendidos racionalmente por sus interesados. No siempre coincidentes con la noción de bien común, con la idea de justicia social, pero tampoco exclusivamente lo contrario.

 





[1] Vr. “La oligarquía” y su culpabilidad en el fracaso Argentino. O el rol modernizador y positivo de los “notables” y su racionalidad económica. La Argentina agraria, militar y católica, y otros diversos clichés.
[2] SABATO, Jorge Federico (1988): La clase dominante en la Argentina moderna. Formación y características, Grupo Editor Latinoamericano, Buenos Aires.
[3] Aduce, con razón, que la Bolsa de Comercio se funda antes que la Sociedad Rural Argentina.
[4] ¿Cómo se explica una alta tecnificación con un escaso capital fijo?
[5] ROCCHI, Fernando (1996): "En busca del empresario perdido: los industriales argentinos y las tesis de Jorge F. Sábato", Entrepasados 10, 67-89.
[6] Ídem.
[7] SESTO, Carmen (1999): "El refinamiento del vacuno y la vanguardia terrateniente bonaerense: 1856-1900", Anuario del IEHS 14 , Universidad Nacional del Centro, Tandil.
[8] Para 1895 entre el 2 y el 0,10 % de los productores acaparaban el 80 % de los animales puros (primer caso) y cultivos y maquinaria agrícola en el segundo. Es decir 50 empresarios. (Pereyra, Casares, Calo, Alvear, Álzaga, y otros de menores recursos; Frias, Senillosa, Frers) Ídem.
[9] Ídem.
[10] HORA, Roy (2000): “Terratenientes, empresarios industriales y crecimiento industrial en la Argentina”, Desarrollo Económico 40:159 (oct.-dic.), Buenos Aires, pp. 465-91.
[11] SCHVARZER, Jorge (2001): “Terratenientes, industriales y clase dominante en el ya antiguo debate sobre el desarrollo argentino”,  Desarrollo Económico 41:161 (abr.-jun.), Buenos Aires, 121 y ss.

[12] CORTES CONDE, Roberto (1965): "Problemas del crecimiento industrial de la Argentina, 1870-1914", en T.S.Di Tella et al., Argentina Sociedad de Masas, Buenos Aires.
CORTES CONDE, Roberto (1979): El progreso argentino, Buenos Aires, Sudamericana.
[13] SCOBIE, James: Revolución en las pampas. Historia social del trigo argentino 1860-1910, Buenos Aires, 1968.
[14] CORTES CONDE, Roberto (1979): El progreso argentino, Buenos Aires, Sudamericana.


[15] MIGUEZ, Eduardo (1986): "La expansión agraria de la Pampa húmeda (1850-1914). Tendencias recientes de sus análisis históricos", Anuario del IEHS 1, Tandil.
[16] BARSKY, Osvaldo y Alfredo PUCCIARELLI (1991): "Cambios en el tamaño y en el régimen de tenencia de las explotaciones agropecuarias pampeanas", en O.Barsky ed., El desarrollo agropecuario pampeano, Buenos Aires, GEL.
     [17] ¡No de las propiedades!
[18] SARTELLI, Eduardo (1995):  “Del asombro al desencanto: la tecnología rural y los vaivenes de la agricultura pampeana”, en M.M.Bjerg y A.Reguera, Problemas de la historia agraria. Nuevos debates y perspectivas de investigación, Ed. IHES, Tandil, pp. 124-154.
     [19] Cita el conocido caso de Eulogía Llanos
      [20] Antes se trillaba a pata de yegua  y venteo. Para 7 millones de hectáreas tal método era obsoleto.
      [21] Barsky y Pucciarelli, Op. Cit.
[22] PALACIO, Juan Manuel (2005): “La estancia mixta y el arrendamiento agrícola: algunas hipótesis sobre su evolución histórica en la región pampeana, 1880-1945”, Boletín del Instituto de Historia Argentina y Americana “Dr.E.Ravignani” 25, 37-87.


[23] WEBER, M. El político y el científico

Emilio Tomassini